Crónica: Juan Manuel Guarino / Fotos: Maru Debiassi

En un show íntimo y acompañado por una excelente banda, Russell Allen (vocalista de Simphony X, Adrenaline Mob, y participe de un sinnúmero de proyectos), con su inmenso talento le puso calor a un frío sábado por la noche.

En lo que a mí respecta, era un debutante en el recinto “Caras y Caretas”. Más cerca de un auditorio que de un teatro (quizás por estar ubicado en las instalaciones de la Universidad Metropolitana), con una reducida capacidad para unas 500 personas pero con un escenario muy amplio, butacas muy cómodas y una excelente acústica, el marco predisponía de la mejor manera posible para disfrutar del show.

Pasadas las 21:00 apareció la banda local que acompañaría al protagonista de la noche, comandada por el guitarrista Christian Vidal de Therion quienes realizaron un excelente acto de apertura. Abocándose principalmente al nuevo disco solita de Christian, titulado “Home”, con un breve set instrumental casi en su totalidad y con un sonido perfecto que se mantendría toda la noche (confirmando así las virtudes del lugar) todos y cada uno de los músicos demostraron estar absolutamente a la altura de las circunstancias. Al finalizar, se retiraron por unos breves instantes y cerca de las 21:40 volverían pero esta vez acompañados del gigante frontman.

“Stand up and shout” sería la carta de apertura de Russell y confirmaba así lo que se sabía en la previa: sería un show donde Allen repasaría algunos temas de sus bandas más algunos covers. Para quienes ya conocen la trayectoria, o para quienes tuvimos la posibilidad de ver al vocalista previamente con alguno de sus grupos, decir que Russell Allen es uno de los mejores cantantes de la escena quizás resulte una obviedad. Sin embargo, el poder disfrutarlo en un contexto más intimista y más descontracturado; con más ganas de divertirse que de ser el frontman de una banda de Heavy Metal, permitió que tengamos otra perspectiva de él. Ya desde el vamos dejó en claro que le sobra talento para calzar los zapatos del eterno Ronnie James Dio, quien sin dudas es su máximo referente puesto que volvería a homenajearlo más adelante con “Kill the King” de Rainbow y “Mob Rules” de Black Sabbath. Pero sus virtudes vocales son tantas que también demostró que no tiene problema alguno si esos zapatos cambian de dueño y pasan a ser los de otras leyendas como Robert Plant, Freddy Mercury o David Coverdale.

De muy buen humor, interactuando y bromeando siempre con la audiencia y con sus acompañantes, y recordándole al público que aplaudan a sus “talentos argentinos”, en referencia a los músicos que lo secundaron, fue así que se fueron sucediendo las distintas piezas en donde hubo tiempo para rescatar “Indiferent” y “Crystal clear” de Adrenaline Mob y hasta hubo espacio para un poco de “erotismo” con la blusera “Lemon song” de Led Zeppelin. Aunque sin dudas los picos más altos de emoción llegaron, como era de esperarse, con el tridente de Symphony X que incluyó “Paradise Lost”, “Sea of Lies” y “Of sins and Shadows”. El final, a puro clásico, contó con otro tridente, esta vez conformado por “Tie your mother down” (Queen), “Fool for your loving” (Whitesnake) y “Rock and roll” (Led Zeppelin) para cerrar a pura fiesta. Sin dudas fue un excelente broche para una velada que, si bien fue algo un poco fuera de lo común, nos permitió disfrutar de una de las voces más grandiosas.
 
 
 
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