El primer álbum que Sepultura lanzó sin Igor Cavalera, su histórico baterista y miembro fundador junto a su hermano Max, fue en el año 2009 y llevó por título  “A-Lex”, una obra conceptual basada en “La Naranja Mecánica” (“A Clockwork Orange”), la legendaria obra literaria del escritor británico Anthony Burgess  lanzada en 1962, la cual tuvo su adaptación cinematográfica en 1971 bajo la dirección de Stanley Kubrick. Tanto la película como el libro se convirtieron en obras atemporales debido a su enfoque distópico, a su particular estilo narrativo, y al alto grado de violencia y de contenido sexual, impactantes incluso medio siglo después. Estos rasgos distintivos hacen que el concepto encaje a la perfección con el estilo agresivo de Sepultura quienes además de mantener los rasgos distintivos de su sonido, es decir los riffs thrasheros y las percusiones tribales, hicieron de este disco una de sus producciones más oscuras.

Desde el vamos el título de la placa responde a un juego de palabras muy interesante: “A-Lex” hace referencia a Alex DeLarge, el protagonista de esta historia, pero también de la forma en que está escrito (por separado) se podría traducir del latín como “Sin ley” (lex=ley), lo cual tiene mucho sentido con el mensaje de la obra. A su vez, el track list del disco sigue de manera bastante lineal los sucesos de la historia que son narrados por el propio protagonista.  Luego del instrumental que abre la placa, “A-Lex I”, la canción que le sigue, “Moloko Mesto”, relata el momento en que Alex y su pandilla (los drugos) se encuentran en el bar lácteo consumiendo leche plus, una bebida que mezcla leche con diferentes tipos narcotizantes que exalta su conducta violenta y que los predispone para realizar todo tipo de crueldades a lo largo de la noche. Tanto el libro como la película comienzan del mismo modo. El primer estribillo de la canción es bastante claro al respecto (“Oh my brothers, have another glass/ Moloko plus vellocet, drencrom, synthemesc /I viddy with my glazys the ultra-violence ball/ Bloody chained faces, a real horrorshow”  // “Oh, hermanos míos, tomen otro vaso / leche plus con velocentina, drencromina  o syntheisitiseina  / Yo ví con mis ojos toda la ultra violencia / Rostros ensangrentados, un verdadero espectáculo de horror”). De hecho, tanto el título como varias estrofas de la canción están en Nadsat, el ingenioso idioma ficticio utilizado por Burgess en su novela el cual es una cruza de diferentes idiomas y otras palabras inventadas (Moloko = Leche / Mesto = Lugar). Al salir del bar, Alex y sus drugos realizan todo tipo de atrocidades; desde propiciarle una paliza a un viejo mendigo hasta violar a una mujer en su casa enfrente de su marido, pasando por una riña callejera con una pandilla rival. Todo esto por el simple placer de hacerlo. La última estrofa de la canción  “What I Do!” es bastante explícita al respecto (“Cause what I do, I do cause I like to do!” / “Porque lo que hago, lo hago porque me agrada hacerlo”).

 

 
Luego del instrumental “A-Lex II”, las canciones siguientes comienzan a tratar toda la secuencia de acontecimientos que ocurren luego de que Alex fuera capturado por la policía (esto ocurrió después de que sus drugos, quienes ya no aprobaban su liderazgo a causa de su autoritarismo, lo abandonaran a merced de las autoridades). Aquí viene el nudo central de la historia: durante su estancia en prisión Alex es sometido a un tratamiento llamado “Tratamiento Ludovico”; una terapia experimental desarrollada por el Gobierno como una estrategia para detener el crimen, la cual consiste en someter al paciente a una exposición constante de imágenes violentas, a la vez que le suministran distintos tipos de drogas y las imágenes son acompañadas con música clásica (más precisamente, la novena sinfonía de Ludwig Van Beethoven). Al asociar las imágenes violentas y la música con el malestar inducido por las drogas Alex es incapaz de realizar cualquier tipo de acto violento. Estos sucesos son perfectamente detallados en las canciones “The Treatment” (El tratamiento) y especialmente en “Metamorphosis”, donde una de las estrofas dice: “Clockwork nerves controlled my arms / Pupils are wide open to see / No coming back from where I left / I’m a rotten orange healed by force” (“Mis brazos sujetados por mecanismos / Las pupilas abiertas forzado a ver / No hay forma de volver de donde vine / Soy una naranja podrida curado a la fuerza”).

A partir de aquí comienza el momento de mayor agonía para el protagonista ya que pierde absolutamente su libre albedrío y su comportamiento es totalmente forzado, tal cual lo sugiere el título de una de las canciones (“Forceful Behavior”). Algunas de las líneas de este tema dicen: “I’m not allowed to be myself / I’m only allowed to vote for scum / Obey their laws and hear their lies” (“No se me permite ser yo mismo / Solo se me permite votar a escorias / Obedecer sus leyes y escuchar sus mentiras”). Recordamos que el Tratamiento Ludovico era una terapia implementada por el Gobierno y es allí entonces donde el significado del título del disco, “Sin Ley”, cobra más sentido. Además aquí se puede encontrar el mensaje principal de la obra que está relacionada con el dicho que reza que es mejor ser malo por convicción que bueno por obligación. Básicamente, las demás canciones que conducen hacia el final del disco versan sobre esta idea. Justamente, antes de finalizar la grilla de temas nos encontramos con un track que sugestivamente lleva por título “Ludwig Van”. Obviamente la referencia no es otra que hacia Beethoven, ídolo máximo de Alex. La pieza, íntegramente instrumental, contiene varios fragmentos de distintas obras creadas por el célebre compositor; aunque hay que mencionar que en la película la devoción de Alex pareciera limitarse únicamente a Beethoven mientras que en el libro el gusto musical del protagonista abarca a otros grandes compositores clásicos como Mozart o Bach.

Otro indicio que parece señalar que Sepultura se enfocó más en la película que en el libro es la célebre discusión por el famoso capítulo 21. En efecto, por problemas de editorial, cuando el libro fue lanzado este capítulo fue suprimido y en varios países, como en Estados Unidos, el libro llegó hasta el capítulo 20. La omisión de este capítulo cambia drásticamente el final y el concepto de la obra ya que en él Alex, una vez liberado del Tratamiento Ludovico, decide volver a hacer sus fechorías pero ya no siente el mismo placer al hacerlas. Sobre esta elección moral de hacer el bien, nada de eso ocurre en la película donde Alex aparentemente no tiene ninguna intención de dejar de hacer maldades una vez que se libera de los efectos del tratamiento. Sepultura en su disco tampoco deja ver conversión alguna en el protagonista más allá de describir su sufrimiento reiteradamente a consecuencia del lavado de cerebro que sufrió. La última canción, “Paradox”, es bastante clara al respecto: “This is not life! / My free will died when they took my mind” (“¡Esto no es vida! / Mi libre albedrío murió cuando ellos tomaron mi mente”).

Sea como sea, Sepultura tomó una de las obras más icónicas y oscuras de todos los tiempos y la adaptó a su particular sonido agresivo para meternos aún más de lleno a la tortuosa vida de Alex y adentrarnos en los padecimientos de una mente decididamente retorcida. Y para un viaje así, nada mejor que un poco de Metal Extremo.