Comenzaba la última década del siglo XX y Metallica ya era una de las bandas más prolíficas, con cuatro discos de estudio que dieron la vuelta al mundo. Aunque los 90’s se iniciaron con la revolución del grunge, de la mano de Alice In Chains, Pearl Jam, Soundgarden y Nirvana, entre otras, James Hetfield y compañía no se resignaron a ser la sombra de esos jóvenes y lanzaron, en 1991, su placa autotitulada, conocida como “Black Album”.

Uno de los estandartes de esta obra maestra es su track de apertura, “Enter Sandman”, lanzado el 30 de julio de ese año. Caracterizado por un inicio tranquilo, siendo un ejemplo perfecto para ilustrar la frase “la calma antes de la tormenta”, su icónico riff es uno de los más memorable de la carrera de Kirk Hammett. La canción trata acerca un niño que sufre de pesadillas tras haber sido visitado por el Arenero (Sandman), una figura del folklore europeo.

Curiosamente, fue la falta de sueño lo que permitió que esta famosa sucesión de acordes cobre vida. Hammett estaba en su habitación de hotel a las 3 de la mañana y comenzó a tocar unas notas que terminarían conformando el famoso riff. En su momento, solo estaba compuesto por un primer compás repetido dos veces, pero el baterista Lars Ulrich sugirió que sea extendido a tres, algo que hizo la diferencia y permitió que obtenga la capacidad de enganche.

Aunque Metallica no quería quedar detrás en la carrera de la popularidad contra el grunge, es gracias a este creciente género que surgió la inspiración para el riff. Hammett reveló que, a esas horas de la madrugada, había escuchado el disco “Louder Than Love” de Soundgarden (de 1989) y quiso capturar su actitud y su predilección por los riffs más pesados. El resto de la historia ya la sabemos.

Otra cosa interesante es que, en un principio, las líricas que escribió Hetfield trataban acerca del “Síndrome de Muerte Súbita Infantil”, la muerte repentina e inexplicable de un niño menor de un año de edad, también llamado “muerte en la cuna” ya que muchos de estos casos son encontrados en sus cunas. Originalmente el último verso del estribillo (“We’re off to never never land”) iba a ser “Disrupt the perfect family”, indicando que el Arenero mataba al niño. Al saber esto, el manager Bob Rock sugirió cambiarlo por la línea que conocemos hoy en día. Este hecho hizo que el track sea el último del disco con su letra completamente escrita, a pesar de haber sido el primero que ya contaba con la música.

Poco menos de treinta años han pasado desde la composición de este magnum opus en la historia de la música, que todavía no perdió ni un ápice de frescura. Es sin duda la canción más radiofónica que existe en el heavy metal, además de ser reinterpretada por múltiples artistas de diferentes ramas musicales e incluida en incontables obras de la cultura popular.