Crónica: Julieta Güerri / Fotos: Maru Debiassi

Con una propuesta única que fusiona estilos y una puesta en escena extravagante, la banda sueca Avatar conquistó al público local en su debut en el país.

Desde su formación en el año 2001, Avatar ha desarrollado un estilo único que fusiona elementos de varios subgéneros del metal, como el death metal melódico, el groove y el alternativo, creando así una identidad sonora distintiva. Además, la estética y performance del grupo los ha diferenciado a lo largo del tiempo, abriéndoles paso y consolidándolos como una de las bandas más originales e interesantes del panorama actual. Su continuo crecimiento y desarrollo fue lo que finalmente les permitió embarcarse en su primera gira latinoamericana, que los trajo por primera vez a nuestro país. 

En esta ocasión, la banda encargada de abrir el show fue Hermanos de Sangre, quienes desde temprano lograron convocar una gran cantidad de gente antes de adentrarse al extravagante universo de Avatar.

El show comenzó puntual con “Dance Devil Dance”, canción perteneciente a su último álbum homónimo, inaugurando una noche en la cual se repasó lo mejor del repertorio de la banda, enmarcado en una puesta en escena que transportó a todos los allí presentes a un auténtico circo del metal. Los maquillajes, atuendos y personificaciones de los artistas, que en ningún momento se salen de su papel, resulta en un show como pocos se han visto, en el cual la esencia de Avatar es representada musical pero también visualmente. 

El carismático Johannes Eckerström, liderando al grupo en su rol de “The clown”, alentaba constantemente al público argentino a dar más sin dejar de resaltar que el show del que estaban siendo parte no se parecía a ninguno de sus otros debuts en ninguna parte del mundo. Sin dudas, esa noche estaba siendo especial tanto para la banda como para la audiencia. 

Fue con esta energía recíproca llena de gratitud, admiración y entrega que transcurrió la primera parte del show durante la cual sonaron hits como “The eagle has landed” , “Valley of disease” y “Make it rain”. Pasada la hora, cuando llegó el turno de “Puppet show” , Johannes sorprendió al público apareciendo sobre la barra ubicada en el lado izquierdo de El Teatrito, quedándo prácticamente dentro de la multitud para poder realizar su ya conocido acto con globos y solo de trombón al ritmo circense de la canción, mientras saludaba a sus fanáticos de cerca. 

Otro momento destacable fue la interpretación en el piano de “Tower”, un momento íntimo que Johannes, quedando solo en el escenario, compartió con su público. Para cuando el resto de la banda regresó, el guitarrista Jonas Jarlsby estaba vestido como rey y fue inminente que comenzara a sonar la poderosa “A statue of the king”, canción que permite a los músicos demostrar todo su virtuosismo. 

Los bises “The dirt I’m buried in”, “Smells like a freakshow” y “Hail de apocalipse” fueron los elegidos por Avatar para cerrar su primera, pero seguramente no última visita a nuestro país. Aunque luego de esa noche el circo del metal tuvo que levantar su carpa para seguir con su itinerario, no sorprendería que el regreso sucediera antes de lo esperado después de un debut de estas magnitudes.