Además del doble bombo, los duelos de solos de guitarra y/o teclado, coros armónicos y voces en alza, el power metal ha sellado su identidad acentuando la cuota épica del heavy tradicional de la década de 1980 a través de su poesía, en donde leyendas fantásticas, la historia, el surrealismo y la ciencia ficción toman las riendas de los versos. Por supuesto, hay excepciones a la regla y probablemente ninguna tan trascendente como el caso de Sonata Arctica, oriundos de Finlandia. La agrupación de Tony Kakko se despega de los clichés de dragones, batallas, tronos, fieles, traidores y odiseas espaciales recurriendo a transmitir a través de sus letras un mensaje introspectivo de vivencias personales con una cuota agregada de preservación ecológica haciendo especial hincapié en los lobos, aunque sin dejar el costado melódico y ganchero al que el Power metal nos tiene acostumbrados. Si bien el tiempo haría que la propuesta de los finlandeses virase hacia un hard rock progresivo y melódico, hasta el día de hoy se los sigue nombrando como uno de los mayores exponentes de la denominada segunda ola del Power Metal. En esta nueva edición de indispensables te dejamos cinco canciones diferentes en un mundo rocambolesco.

1. Fullmoon

Aunque la comparación con sus compatriotas Stratovarius resultase ineludible, la entrada de Sonata Arctica al mundo del metal sería tan contundente que atraería las miradas de toda la escena instantáneamente. “Ecliptica” (1999) no tardaría en entrar en el salón de la fama del Power Metal con 10 canciones que tranquilamente podrían formar parte de cualquier “best of” del género. Para entonces Tony Kakko tenía a su cargo voces y teclados, pero cedió el instrumento a Mikko Härkin al enterarse que se embarcarían en su primer gira europea junto a (justamente) Stratovarius, transformando a la banda en un quinteto. La canción que los catapultó a lograr todo lo antedicho se titulaba “Fullmoon”, presentada como Demo al sello finés Spinefarm Records y con la que lograron conseguir un contrato por tres álbumes de estudio. Hasta hoy en día, no hay show de Sonata Arctica en donde esta canción no haya sido entonada. La letra relata una historia sobre un hombre que se transforma en lobo con cada luna llena y de cómo tiene que huir para así no lastimar a sus seres queridos.

2. San Sebastian

El bautismo de fuego sobre el continente europeo tuvo repercusiones más que satisfactorias, y para no perder aquel envión, Sonata Arctica ingresó en el estudio por primera vez como quinteto a fines del año 2000. La secuela fue titulada “Silence” (2001) y conviviría en sintonía con su antecesor directo en donde explotaron la versión más vertiginosa de su música por sobre el resto. También hubo tiempo para incursionar en el terreno de las baladas, los instrumentales, y los temas de corte épico dilatados en segundos. Una de las canciones más recordadas de este hito en la historia de Sonata Arctica es “San Sebastian”, un hit de manual que relata una historia de amor no correspondido utilizando al Sol de una de las ciudades con las temperaturas más altas de España como metáfora de la intensidad del deseo. Al final el protagonista termina comprometido con la Luna, logrando el resultado opuesto a sus aspiraciones. Una versión remezclada de esta canción fue lanzada en el EP “Takatalvi” unos años más tarde.

3. Don’t Say a Word

Con el ingreso de Henrik Klingenberg reemplazando a Härkin en teclados, los finlandeses grabarían su tercer esfuerzo titulado “Winterheart’s Guild” (2003) terminando así el contrato con Spinerfarm Records. Debido al creciente éxito de Sonata Arctica, muchos sellos discográficos masivos se acercaron a la banda ofreciéndoles la posibilidad de crecer. Así, un año más tarde y bajo la bandera de Nuclear Blast llegaría “Reckoning Night”, su placa más experimental hasta la fecha donde los aires progresivos se balancearon sabiamente con los momentos más precipitados redondeando canciones formidables. Entre ellas está “Don’t Say a Word” con su estribillo irresistible, lanzada como adelanto y desde entonces encargada de culminar las veladas de Sonata Arctica sobre el escenario. Esta canción, a su vez, es la tercera parte de la “Saga de Caleb”, la cual se iniciaría en el disco siguiente con el tema “Caleb” y que continúa en “The End of this Chapter” del disco “Silence”. En este punto de la historia, el protagonista, Caleb, tortura psicológicamente a su ex-novia y la culpa de todas las desgracias de su turbulenta infancia. Sin embargo, recuerda las palabras de su madre diciéndole que todo estará bien. Al ver que no puede hacer cambiar de opinión a su ex pareja, decide matarla, lo que nos lleva a la siguiente canción de esta nota.

4. Juliet

Jani Limataiinen (guitarra) principal compositor y miembro fundador junto a Kakko, abandonaría la agrupación debido a problemas de conscripción en 2007 (en Finlandia, el servicio militar es obligatorio), dejando al mencionado vocalista como único líder de la agrupación. Los rumbos compositivos de Sonata Arctica desde entonces han virado hacia un terreno más hardrockero y menos metalero, dividiendo las aguas entre sus fanáticos. “Unia” (2007) fue un experimento demasiado brusco comparado con todos sus antecesores, pero por suerte en “The Days of Grays” (2009) supieron ajustar las tuercas flojas sin desvariar demasiado el nuevo estilo y a su vez incorporando algunos elementos progresivos interesantes. A medio camino del álbum está la atmosférica y cambiante “Juliet”, una de las composiciones más sobresalientes de este “nuevo Sonata” hasta el día de la fecha. Las líricas relatan un final alternativo al clásico de William Shakespeare “Romeo y Julieta”, en donde la enamorada traiciona a su enamorado y no bebe el veneno. Ésta a su vez es la última canción de la “Saga de Caleb” aunque la trama resulta menos clara; el protagonista termina de alguna forma agonizando y ve su vida pasar frente a Juliet, su amor no correspondido.

5. I Have a Right

Llegada la corriente década, Sonata Arctica dejaría en claro que sus intenciones serían todo lo contrario a volver a sus raíces. Despachando tres álbumes donde progresivamente fueron alejándose de los ritmos vertiginosos, los de Kemi se despegaron definitivamente del Power Metal con su última placa hasta la fecha. Aunque esto no tiene porque significar que la calidad compositiva haya menguado, lamentablemente, así fue. Fue en el cumplidor “Stone Grows Her Name” (2012) en donde se pudieron vislumbrar los resultados más fructíferos de esta tríada de álbumes que se completa con los discretos “Pariah’s Child” (2014) y “The Ninth Hour” (2016). “I Have a Right” fue el single adelanto del mismo, una canción diferente y harto accesible que se ha convertido en una favorita en vivo desde entonces. En palabras de Tony Kakko: “‘I Have a Right’ tiene como cuestión el hecho de que no debemos pasar nuestras cargas a los hombros de las generaciones futuras. Los derechos de los niños, básicamente. Supongo que no es el tema más metalero de todos los tiempos, pero creo que se adapta bien a nuestra banda y es bastante universal”.