“Creeping Death” es uno de los clásicos más emblemáticos de todo el repertorio de Metallica. Desde que vio la luz allá por 1984 como pieza integrante del fundamental “Ride The Lighting”, el segundo LP de la banda, inmediatamente se convirtió en una de las canciones favoritas de los fans y en una casi obligatoria en todos sus shows en vivo.

Lo que sorprende de estos primeros años en la carrera de Metallica, además del altísimo nivel compositivo, es la variedad de tópicos abordados en sus letras. Llamativamente, en la época en la que el alcohol y otros excesos jugaban una papel preponderante en la combustión de la maquinaria del cuarteto, los liderados por Lars Ulrich no tenían inconvenientes en explorar temáticas tanto personales como literarias; sin ir más lejos, en este mismísimo álbum “For Whom The Bell Tolls” está basada en la obra de Ernest Hemingway homónima (Por quién doblan las campanas) y el instrumental “The Call of Ktulu” está inspirado en la obra de H.P. Lovecraft.

En el caso puntual de “Creeping Death” la referencia literaria no es otra que hacia el Best Seller más grande en la historia de la humanidad: La Biblia. Más específicamente hacia el texto del Éxodo. En efecto, la canción habla de la liberación del pueblo hebreo que en aquél entonces se encontraba bajo el yugo del imperio egipcio aunque encarando las letras con un enfoque un poco más macabro del asunto, ya que las estrofas puntualizan el momento en que Egipto es azotado por las diez plagas enviadas por Dios y, en especial, la décima que es la que se cobró la vida de todos los primogénitos egipcios incluido el hijo del Faraón. De allí que el título de la canción bien podría traducirse como “Muerte silenciosa”; aunque también, haciendo un ingenioso juego de palabras en inglés donde Creeping tiene una pronunciación similar a la de Creepy, no sería descabellado pensar en otra interpretación posible como “Muerte espantosa” o “Muerte tenebrosa”.

Aquí es necesario hacer una salvación ya que entre las sagradas escrituras y el puño y letra de James Hetfield (cantante y guitarrista) ofició como mediador el film Los Diez Mandamientos, la grandiosa película de 1956 protagonizada por Charlton Heston interpretando a Moisés y dirigida por Cecil B. DeMille. De modo que lo más justo sería decir que la inspiración para este tema vino más por el lado del arte cinematográfico que del literario, pero no menos cierto es el hecho de que la película le hace una justicia enorme a los sucesos narrados en los textos bíblicos. Muchos de los diálogos que se ven en el film son tomados literalmente de los pasajes de La Biblia y, por transitiva, Metallica hizo lo propio a la hora de componer “Creeping Death”. Ya desde el arranque las primeras estrofas son bastante explícitas al respecto.

 

 
“Slaves, Hebrews born to serve to the pharaoh // Heed, To his every word, live in fear // Faith, Of the unknown one, the deliverer” (“Esclavos, Hebreos nacidos para servirle al Faraón // Sometidos a cada una de sus palabras, aterrados // Fe, en el desconocido, en el Salvador”)

Bien, aquí no hay demasiado para explicar; Las primeras líneas describen con bastante precisión el contexto en el que los hebreos vivían bajo la opresión del Faraón de Egipto y que su sostén era únicamente su fe en el desconocido, es decir, en el Salvador prometido por Dios que algún día llegaría a liberarlos aunque los esclavos no sabían con precisión cuándo ni de quién se podía tratar. Al estribillo hay que prestarle un poco más de atención.

“So let it be written, so let it be done, I’m sent here by the chosen one // So let it be written, so let it be done. To kill the first-born pharaoh son, I’m creeping death” (“Que así se escriba, que así se lleve a cabo. Soy enviado aquí por el elegido // Que así se escriba, que así se lleve a cabo. Para matar al primogénito del Faraón,  Soy la muerte silenciosa”)

Lo llamativo en el estribillo es lo explícito de la situación narrada. Los textos religiosos suelen disfrazar los acontecimientos con una narrativa idílica o romántica que de alguna forma convenza al lector de que los hechos ocurridos fueron justos o necesarios de llevarse a cabo en pos de un bien mayor, tal así como un genocidio; porque, si vamos a ser francos, asesinar a todos los primogénitos de una nación es básicamente eso. Pero Metallica no tuvo reparo alguno en venirse con sutilezas y directamente, en pocas líneas, utilizan sin pudor la palabra matar y muerte para que se cumpla la profecía anunciada, lo cual contrasta bastante con la imagen del Dios misericordioso cristiano (o, si nos queremos poner puntillosos, el Dios judeocristiano ya que estamos hablando de un texto del Antiguo Testamento). Incluso la sección del medio de la canción, la que tradicionalmente en sus shows Hetfield deja que la cante el público, es bastante más impactante al respecto:

“Die, die by my hand // I creep across the land killing first-born man” (“Mueran, mueran por mi mano // Cruzaré la tierra asesinando a los primogénitos”) 

Si nos remitimos a la literalidad de estas líneas, claramente vemos que los hechos se describen más como una matanza que como un acto de liberación, muy lejos de ser piadosos.  Y todo esto sustentado por uno de los riffs más macabros en la discografía de Metallica.

 

 
El resto de las estrofas se reparten entre frases sueltas que remiten a distintos momentos del Éxodo. Por ejemplo, la estrofa que dice: “Now, Let my people go (“Ahora, deja ir a mi pueblo”) remite claramente a las palabras que Moisés (el elegido) le dijo al Faraón cuando se presentó ante él por órdenes de Dios; y en referencia a esto, las líneas siguientes:  “Go, I will be with thee, bush of fire” (“Ve, yo estaré contigo. Arbusto de fuego”). Aquí se refiere al momento cuando Dios le habló a Moisés para que éste se presentase ante el Faraón, manifestándose a través de una zarza quemada (que nunca terminaba de consumirse) y allí Moisés escuchó su voz, diciéndole que no tema a la ira del Rey de Egipto ya que él iba a acompañarlo en todo momento (Éxodo –3)

Llegando al final de la canción, en la última estrofa, Metallica vuelve a referirse a la última de las diez plagas: I shall soon be there, deadly mass (“Pronto estaré ahí, asesinando en masa”). Una vez más, Hetfield opta por encarar el tema desde su costado más crudo. Y en las últimas líneas llega una de las referencias más memorables de todo el libro del Éxodo: “Lamb’s blood, painted doors, I shall pass” (“Puertas pintadas con sangre de cordero, las pasaré”). O el inglés definitivamente es un idioma muy escueto o Hetfield intentó resumir de la mejor manera posible varios conceptos en muy pocas palabras; algo entendible, si tenemos en cuenta el tempo de la canción y que James debe cantar las estrofas a toda velocidad. Pero lo cierto es que ésas pocas líneas se están refiriendo al siguiente versículo bíblico:

Pues el Señor pasará para herir a los egipcios. Cuando vea la sangre en el dintel y en los dos postes de la puerta, el Señor pasará de largo aquella puerta, y no permitirá que el ángel destructor entre en sus casas para herirlos. (Éxodo –versículo 12:23) 

Nótese que el tono más suave que tienen las escrituras originales si lo contrastamos con las expresiones de furia que salen de la boca de Hetfield a la hora de entonar estas estrofas.

Vaya uno a saber si la banda concientemente compuso este tema desde una mirada más crítica sobre estos acontecimientos (hayan sido reales o no) a contramano de la manera más benévola como popularmente se los conoce. Más allá de que Metallica, al igual que la gran mayoría de las bandas de Heavy Metal en los 80’s, cayó dentro de ése panteón de bandas que fueron el blanco predilecto de los sectores más conservadores y religiosos de EEUU durante aquellos años, lo cierto es que nunca removieron el avispero de la opinión general por ser opositores hacia alguna doctrina teológica como sí lo hicieron otras canciones de su autoría como “No Remorse” (la cual supuestamente indujo a una persona a cometer un asesinato), o como ocurrió durante su litigio contra NAPSTER, o porque simplemente sus integrantes decidieron un día cortarse el pelo.

Si tomamos por cierto el hecho de que un pastor llamado Moisés recibió una visión divina para luego llevar a cabo las hechuras que luego terminarían en uno de los relatos más atemporales en la historia de la humanidad, podríamos jugar a trazar un paralelismo y decir que lo propio pasó con Metallica a la hora de componer uno de los himnos más emblemáticos de la música pesada. Haya habido intervención divina o no, a su manera, Metallica también logró gracias a canciones como “Creeping Death” que su nombre trascendiera por todo el mundo.