Crónica: Nahuel Escalada / Fotos: Maru Debiassi
Luego de seis años, la banda de Chris Boltendahl volvió a pisar suelo argentino en una noche a puro Heavy Metal germano.
Los encargados de iniciar la noche fueron los debutantes SteelBalls y su pomposo speed metal. “Volver a las raíces”, manifestó el vocalista Juan Pablo Churruarín -que algunos lo conocerán por ser el cantante de Zrymgoll- y que sin darnos cuenta, poco a poco esta propuesta de guitarras gemelas y voces altísimas y filosas se hacen más eco en la escena local. Tras ejecutar su Ep de tres temas, el quinteto se despidió con una enérgica versión de “Victim of Fate” (Helloween), sorprendiendo a más de uno en la sala. Los segundos en agitar la noche fueron los Isidris y su power metal ortodoxo. Este ¿super grupo? cuenta con integrantes de legendarias bandas del género de nuestro país (Renacer, Magika, Vintage, por decir algunos) y su paso por el Vorterix no pudo ser más que correcto.
Con un recinto al 75% de su capacidad (siendo buenos), los Grave Digger asaltaron el escenario de Colegiales al ton y son de “Healed by Metal” y “Jawbreaker” -el corte del nuevo álbum- y una cosa daríamos por sentado: ellos se encuentran en un gran momento y el público aplaude y festeja fervientemente por ello. Mientras “Witch Hunter” y “Killing Time” detonaron los rincones del teatro, Chris Boltendahl se acomodó en medio del escenario vistiendo un falso chaleco de jean, gruñiendo con sus cuerdas vocales y sonriendo todo el tiempo que pudo. La base rítmica encadenada por Jens Becker (bajo), Stefan Arnold (batería) y Axel Ritt (guitarras) no bajó los decibeles en toda la velada y el tecladista oculto bajo la máscara del “digger” -y que queda en muy segundo plano- no paró de agitar los típicos cuernitos en cada oportunidad que tuvo. “Highland Farewell”, “Season of the Witch” y “Lionheart” tuvieron su propio colchón de coros a cargo de una audiencia latente y, como había mencionado, los germanos saben repartir su setlist de larga discografía donde -curiosamente- las últimas cuatro placas tuvieron bastante lugar. Si bien la banda sonó ajustada y a un nivel relativamente cómodo, no hubiese molestado el volumen un poco más fuerte. Pero, claramente, no es culpa de la banda sino de un recinto que se apega a las leyes de la ciudad.
“Hace 20 años que vinimos por primera vez a Buenos Aires y sigue siendo fantástico”, declara el viejo y querido Chris luego de entonar el clásico “The Dark of the Sun” y tras petrificarse de la emoción al escuchar la melodía tribunera del “olé, olé, olé”. Y si hablamos de clásicos, la seguidilla de “Morgane Le Fay”, “Excalibur” (ese riff es sinónimo de Heavy Metal) y “Rebellion (The Clans Are Marching)” -que por lejos fue el más coreado-, habrá emocionado a más un fanático. Las caras del quinteto empezaron a mostrar los signos de una gira agotadora, pero aun así hubo tiempo para “The Last Supper”, “Call for War” del último disco (y que pinta ser una fija en futuras listas), “Ballad of a Hangman” y finalmente el todo poderoso “Heavy Metal Breakdown” al momento de los bises. Fue así que Grave Digger paso una vez más por nuestro país. No sabemos cuando volverán y ellos seguramente tampoco. Pero, nos queda un lindo recuerdo de una noche de puro cuero y metal alemán.
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