Con la novela “El séptimo hijo” del escritor norteamericano Orson Scott Card como inspiración, Iron Maiden desarrolló su séptima placa, marcando uno de los puntos más altos de su carrera.
Tres décadas han pasado de la llegada al mundo de “Seventh Son of a Seventh Son”, uno de los álbumes más emblemáticos en la discografía de Iron Maiden. Este disco representó otro hito en la fructífera carrera de la banda inglesa y le puso el sello a su etapa más clásica. Los fans más acérrimos y devotos a la década dorada de la Doncella, es decir los 80’s, no dudan en afirmar que se trata del último gran disco de Maiden. Razones no les faltan dado que aquí encontramos algunas de las canciones predilectas de sus seguidores. Pero en esta oportunidad haremos más foco en la historia de éste místico personaje conocido como el Séptimo Hijo.
Cuenta la leyenda que cuando la banda se encontraba en la previa de la elaboración de lo que sería su séptima placa de estudio, Steve Harris (bajista y alma mater de la banda) llamó al cantante Bruce Dickinson y le contó la historia que había estado leyendo acerca de esta figura del Séptimo Hijo y que le parecía una buena idea encausar el nuevo disco utilizando como conector ése concepto dado que coincidía con la numeración del nuevo álbum del grupo. A Dickinson le pareció una idea fascinante y de inmediato todos en la banda se pusieron a trabajar en ésa dirección. Tal vez sea por eso que en este disco, al leer los créditos, se puede apreciar una colaboración más conjunta entre los compositores en vez de la exclusividad de una o dos personas como era en el pasado. Pero ¿de dónde vino la inspiración por el Séptimo hijo? ¿De quién se trata? La literatura siempre fue una fuente de inspiración para Harris y los suyos a la hora de ponerle letras a sus canciones, y esta vez no sería la excepción.
En 1987 (un año antes de la salida del disco) se editó la novela “El Séptimo Hijo” del escritor estadounidense Orson Scott Card. Se trata del primero de una saga de libros que cuentan la historia de Alvin Miller, quien será conocido como Maker (hacedor) debido a sus poderes sobrenaturales. Hasta la fecha, la saga cuenta con un total de seis libros (supuestamente hay un séptimo en camino) pero Iron Maiden se ha enfocado simplemente en el primero de ellos y hasta el momento no han retomado el concepto en sus subsiguientes trabajos. Como es de suponerse, la historia está enmarcada dentro del género fantástico pero la banda intentó llevar las líricas hacia un terreno quizás más relacionado con la lucha entre el bien y el mal. De hecho hay quienes sostienen que, una vez asumido a este disco como una obra conceptual, la banda quizás no fue tan a fondo con esta idea. Más allá del inicio y el cierre del álbum que contienen la breve estrofa acompañada por una guitarra acústica que empieza recitando “Seven Deadly Sins….” (“Siete pecados capitales”) no hay indicios suficientemente claros acerca de la linealidad de la historia. Incluso el propio Dickinson llegó a decir que no se trataba de una obra “completamente conceptual”.
De lo que no existe duda alguna es que Harris y la banda tomaron contacto con la obra de Scott Card, y fue lo que les marcó el rumbo a seguir. Puede no haber una secuencia crónica del todo clara en los hechos que narran las canciones pero siempre el eje de todas ellas es este Séptimo Hijo, quien posee poderes sobrenaturales como la clarividencia (“The Clairvoyant”). El número siete también jugará un papel fundamental a lo largo de toda la obra. Para aquellos que se dedican al estudio de la numerología y la simbología, en muchas culturas y religiones el número 7 es considerado un número sagrado y/o místico. En “Moonchild”, la canción encargada de abrir el disco, hay unas cuantas referencias al respecto: “ Seven angels seven demons battle for his soul // When Gabriel lies sleeping, this child was born to die” (“Siete ángeles y siete demonios batallan por su alma // Cuando Gabriel esté durmiendo, este niño habrá nacido para morir”). Pero esta canción encierra muchísimas otras referencias. Para empezar, el título se basa en los textos del célebre ocultista Aleister Crowley y la letra contiene muchos elementos de estos rituales satánicos, los cuales tocan varios tópicos bíblicos: “Bornless One” (El No Nacido); “The Fallen Angel” (El Ángel Caído); “Lucifer” están hablando, obviamente, del diablo. Babalon, “la prostituta escarlata”, es un personaje del libro del Apocalipsis. Básicamente, la canción coincide con los hechos del principio del libro en donde las fuerzas del bien y del mal quieren apoderarse de éste séptimo hijo varón antes de su nacimiento debido a sus poderes. En ella vemos que el demonio está haciendo todo lo posible para que este niño no nazca, incluso insta a su madre a asesinarlo: “Don’t you dare to save your son. Kill him now and save the young ones” (“No te atrevas a salvar a tu hijo. Mátalo ahora y salva a los jóvenes”). Algo de esto tiene que ver con que si el demonio no consigue evitar el nacimiento del séptimo hijo, conseguirá evitar la bendición/maldición de sus poderes si uno de sus hermanos mayores muere. En efecto el hermano primogénito, Vigor, está agonizando antes de que Alvin nazca. De ocurrir esto, Alvin será simplemente un sexto hijo pero nada de eso ocurre y en el momento de la muerte de su hermano mayor, Alvin nace por lo que es un genuino séptimo hijo: “One more dies, one more lives //One baby cries, One mother grieves” (“Uno más muere, uno más vive. Un bebé llora, una madre se aflige”). El séptimo hijo ha nacido pero tal cual Lucifer se lo asegura a lo largo de la canción lo atormentará por siempre. Mucho de eso hablan las siguientes canciones pero el final de “Moonchild” es bien profético al respecto: “A lucky escape for you youngman. But I see you damned in endless night.” (“Un afortunado escape para ti, joven. Pero te veré maldecido en noches eternas”).
Estas líneas empalman perfectamente con la idea de “Infinite Dreams”, la canción siguiente, ya que en este tema, el séptimo hijo se ve atormentado constantemente por pesadillas en donde ve un futuro incierto, un destino que no llega a comprender, además de no alcanzar el entendimiento de sus habilidades paranormales: “Suffocation waking in a sweat // Scared to fall asleep again In case the dream begins again” (“Sofocado, despierto sudando // Aterrado por caer dormido de nuevo en caso de que el sueño comienzo otra vez”) Y más adelante: “It’s getting to me so scared to sleep, But scared to wake now, in too deep.” (“Tengo tanto miedo de dormir, pero me asusta despertar ahora, sumergido en lo profundo”). Estos tormentos también se dan porque Alvin tiene la capacidad de ver el futuro y esta situación lo aterra: “Help me. Help me to find my true Self without seeing the future // Save me, save me from torturing Myself even within my dreams” (“Ayúdame. Ayúdame a encontrar mi propia verdad sin ver el futuro // Sálvame. Sálvame de mi propia tortura incluso en mis sueños”). Esta idea de las visiones futuras y de la reencarnación se retoma más adelante, casi al final del disco, con “The Clairvoyant” (“El Clarividente”) donde el séptimo hijo ya pareciera tener más conciencia de sus propios poderes: “That it seems the powers getting stronger every day // I feel a strength an inner fire. But I’m scared I won’t be able to control it anymore” (“Pareciera ser que los poderes cobran fuerza cada día // Siento una fuerza, un fuego interno. Pero tengo miedo de no ser capaz de controlarlo nunca más”). También acá las visiones futuristas vuelven a hacerse presente aunque Alvin ve que no puede evitar su propia muerte pese a sus capacidades: “See the truth and see your lies. But for all his power couldn’t foresee his own demise” (“Ve la verdad y ve tus mentiras. Pero pese a todo su poder no pudo evitar su propio fallecimiento”).
Aquí es donde se reafirma la idea de que la historia no sigue una línea crónica de eventos como seguiría normalmente el desarrollo de una novela. Aunque hay cierto indicios que nos permiten conectar los hechos. Retomando el orden de las canciones, al llegar al tercer track del disco, el clásico “Can I Play With Madness?” -la canción que rompe con toda la estética oscura del álbum, con su base saltarina y su estribillo jocoso- pareciera indicar que el séptimo hijo decide ir a ver a un profeta que responda a sus inquietudes y a sus pesadillas (siguiendo la línea de lo acontecido en “Infinite Dreams”) pero éste le dice que aún no está capacitado para ver más allá: “he said you’re blind too blind to see.” (“Él dijo: eres demasiado ciego para ver”). A Alvin parece no agradarle esta respuesta y se agrede con el profeta: “I screamed aloud to the old man. //I said don’t lie don’t say you don’t know.” (”Le grité al anciano // Le dije: no mientas, no digas que no sabes”). El profeta accede de manera no muy amable, asustándolo a Alvin, y le contesta: “He said you wanna to know the truth son? I’ll tell you the truth. // Your soul’s gonna burn in a lake of fire.” (“Dijo: ¿quieres saber la verdad, hijo? Te diré la verdad. // Tu alma arderá en un lago de fuego”). Esta advertencia de lo que sería un futuro en el infierno coincidiría con los tormentos que sufre Alvin en “Inifinite Dreams” y en “The Clairvoyant” al ver su porvenir, además de cumplirse lo que el diablo le vaticinó en “Moonchild”.
No se sabe cuánto tiempo pasó desde que Alvin fue a ver al profeta pero parece que desde entonces conoció el amor. Algo de esto habla el tema siguiente, “The Evil that Men Do”, otro de los grandes clásicos que quedaron de este disco. Aunque el título de la canción proviene de otro legendario de la literatura inglesa, William Shakespeare: En su obra “Julio César” hay un pasaje que dice “The evil that men do lives after them; the good is oft interred with their bones” (“El mal que los hombres hacen vive después de ellos; el bien es a menudo enterrado con sus huesos”). Tal parece que el diablo sigue atormentando al séptimo hijo, acabando con su amada: “But I will pray for her, I will call her name out loud // I would bleed for her, If I could only see her now.” (“Pero rezaré por ella, gritaré fuerte su nombre // Me desangraría por ella, si tan sólo pudiera verla ahora”). Como dato curioso, Dickinson en más de una gira cambió el final de ésa estrofa, “If I could only see her now.” por “If I could only make her love” (“Si tan sólo pudiera hacerle el amor”). Todo esto hace que Alvin inicie su viaje para conocer la verdad sobre sí: “But I will pray for you, And some day I may return // Don’t you cry for me.” (“Pero rezaré por ustedes, y quizás algún día vuelva // No lloren por mí.”) Y quizás sea por ello que la canción siguiente sea la que le da el título a la obra; “Seventh Son of A Seventh Son”. La letra en general, además de estar acompañado por una de las mejores secciones instrumentales en la historia de la banda, básicamente resume toda la idea que venimos hablando acerca de esta figura mística. Coincide con el punto de la historia en donde Alvin ya tiene más conciencia de sus poderes y es por ello que quizás aparece a esta altura del tracklist. Porque en el tema siguiente, “The Prophecy”, nuestro protagonista ya se habla con otras personas advirtiéndole sobre sus visiones pero parece que nadie le cree. Así le ocurre con los habitantes de una aldea que no hacen caso a sus advertencias: “Now that I know that the right time has come my prediction will surely be true. // The impending disaster it looms and the whole of the village is doomed. // Why won’t you listen to me. It is so hard to understand that I am the real seventh son. Your life or death on me depends.” (“Ahora que sé que el momento adecuado ha llegado, mi predicción sin duda será cierta // El desastre inminente se cierne y toda la aldea está condenada. // ¿Por qué no me escuchan? ¿Es tan difícil de entender que soy el verdadero Séptimo Hijo? Sus vidas dependen de mí.”). El final termina siendo el peor: “I had their lives in my hands. Their fate their fortunes in my visions. // No one believed in my true prophecy and now it’s too late.” (“Tuve sus vidas en mis manos. Sus destinos, sus fortunas, en mis visiones // Nadie creyó en mi verdadera profecía y ahora es demasiado tarde”).
Salteamos “The Clairvoyant” porque ya hablamos de ella y vamos directamente al final con “Only The Good Die Young”; una de las letras más interesantes y quizás una de las canciones injustamente menos recordadas del disco. Tal parece ser que desilusionado con su destino, sin poder hacer nada para evitarlo (recordemos que cuando salió el disco, los siguientes capítulos de la historia no habían sido editados aún), sin poder hacer ningún bien con sus poderes, sin nadie a quien amar o quien lo ame, todo pareciera indicar que Alvin aquí se da por vencido. Parece decepcionado; entiende que el mal va a triunfar siempre haga lo que haga aunque parece aceptarlo naturalmente: “Time it waits for no man. My future it is revealed.Time it waits for no man. My fate is sealed.” (“El tiempo no espera por nadie. Mi futuro es revelado. El tiempo no espera por nadie. Mi futuro está sellado”). La estrofa siguiente es definitivamente interesante. Hay como una crítica hacia la humanidad y hacia su superstición religiosa, obviamente, nacida de la desilusión que sufre la figura central de este disco: “Walking on water are miracles all you can trust.// Measure your coffin does it measure up to your lust? // So I think I’ll leave you with your bishops and your guilt. // So until the next time have a good sin.” (“Caminar sobre el agua son milagros en los que puedes confiar. // Mide tu ataúd ¿entra allí tu lujuria? // Así que pienso que voy a dejarlos, con sus obispos y sus culpas. // Así que será hasta la próxima, que tengan un buen pecado”). Para rematar finalmente con el estribillo: “Only the good die young. All the evil seem to live forever.” (“Sólo los buenos mueren jóvenes” – N. del T. “die” es verbo para sujeto plural. Puede tomarse como “lo bueno” o “los buenos” – “Todo lo malvado parece que vivirá para siempre”.)
Para Orson Scott Card este no fue el final del Séptimo hijo. Para Iron Maiden sí. También representó el final de su etapa más clásica. Rupturas internas y la llegada de la nueva década marcarían un período por el cual le sería más difícil transitar para los liderados por Steve Harris. Si la bendición/maldición del número 7 algo tuvo que ver en todo esto, es cuestión de creer o reventar. De lo que no queda duda alguna es que en este disco Iron Maiden marcó uno de los puntos más altos de su carrera.
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