Crónica: Nahuel Escalada / Fotos: Maru Debiassi

Mikael Stanne y compañía volvieron a Buenos Aires para presentar su más reciente trabajo discográfico y dar testimonio de porque son uno de los pilares del death metal melódico.

Mientras la gente de Apneuma y Soulless Faith empezaba a agitar la noche con puro death metal, de a poco el Vorterix se fueron cubriendo por fanáticos y entusiastas. Fue así que pasadas las 21 horas, el telón rojo se abrió y al son del calmo “Force of hand” –rara elección para iniciar el show- los músicos aparecieron en escena. Para esta visita, la banda contó con Christopher Amott -hermano de Michael Amott y ex Arch Enemy- y Johan Reinholdz (Andromeda) para la labor en guitarras, ya que el histórico Niklas Sundin decidió bajarse de la gira por motivos familiares. Sin cortes, sucedieron “The lesser faith”, “Atoma” y el primer gran clásico “The treason wall”. A pesar de que los muchachos de Gotemburgo no contaron con un buen sonido en toda la noche -las guitarras nunca se acomodaron y por momentos parecía una bola de ruido- y sin llegar a llenar el recinto, la energía arriba de las tablas nunca descendió. Parte de eso se debe al manejo de escenario del colorado Stanne y su sonrisa de oreja a oreja ante tan fervoroso recibimiento.

“Siempre que mis amigos me preguntan lo qué me gusta más de Sudamérica, les digo Argentina. Gracias por hacernos sentir como en casa estando a tantos kilómetros de distancia”, afirmo Mikael y la ovación no tardó en llegar. Al tanto el set list seguía su curso, detrás del batero Anders Jivarp una pantalla led acompañaba con imágenes que plasmaban palabras claves para que la audiencia pudiera seguir las canciones, junto a la transmisión de algunos videoclips. Y si hablamos de canciones, hubo muchas del genial “Atoma” (2016) –como “Forward momentum”, “The pitiless” y “Encircled”-, como también del anterior “Construct” (2013) –“The scince of noise”, “The silence in between”, “What only you know”-. Por supuesto, hubo lugar para gemas como “Terminus (Where death is most alive)”, el pesado “White noise/Black silence” y ese temazo llamado “Therein” (el más festejado de la noche, por escándalo) y es aquí donde Dark Tranquility demuestra porque junto a At The Gates e In Flames es uno de los pilares fundamentales del Death Metal melódico.

Tras presentar a cada integrante, Mikael Stanne agradeció reiteradas veces por tantos años de aguante y para los bises los suecos regresaron para entonar “State of trust”, “Througt smudged lenses” y ese hit llamado “Misery’s crown”. Sin más que ofrecer y al son del clásico “ole ole ole”, los protagonistas fueron abandonando sus puestos mientras el querido Mikael Stanne bajaba del escenario para saludar a cada fan que pudo. Fue así que tras unos diez minutos, el vocalista dejo el recinto con lágrimas en su rostro y con la amenaza de volver a nuestro país.
 
 
 
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