Crónica: Max Garcia Luna / Fotos: Maru Debiassi
Los pesos pesados del metalcore volvieron a descargar su furia en Buenos Aires con un show demoledor.
Llegando al último tramo del año, Killswitch Engage era una cita infaltable para los amantes de lo extremo. El grupo estadounidense llegaba en apoyo de su octavo lanzamiento, en una presentación que contó con la apertura de los nacionales Coral, que brindaron un set corto pero contundente a modo de despedida de su placa “Thrash & Roll”, y la performance de In Element, que se vio gravemente afectada por diversos problemas técnicos y de sonido que hicieron difícil de entender su propuesta.
Comenzando con el breve interludio de “The Final Countdown” de Europe, Killswitch Engage se lanzó al escenario con “Unleashed”, la canción de apertura de su último álbum, “Atonement”, editado en agosto. “Hate by Design” y “The Crownless King” se sucedieron sin respiro, en medio de un calor agobiante.
La sala que carece de una ventilación óptima, no es capaz de mitigar la temperatura que se eleva a niveles excesivos con su capacidad colmada, haciendo transpirar hasta las paredes. Por otro lado, la experiencia de vivir un show, verlo y disfrutarlo en ese mismo momento que esta sucediendo, muchas veces se ve frustrada por un sinnúmero de brazos sosteniendo celulares que bloquean la capacidad de visión del resto de los asistentes. Más allá del incordio que esto puede provocar, nada pudo opacar la llegada de los de Massachusetts.
Con más de 20 años en la escena, la banda tiene una selección variada de canciones con clásicos como “My Last Serenade”, “Rose of Sharyn”, “In Due Time” y “My Curse”, que funcionan a la perfección dentro de su repertorio, junto a piezas nuevas como “I Am Broken Too”, en la que el vocalista exorciza sus demonios hablando sobre sus propias experiencias luchando contra la ansiedad y la depresión, el corte “The Signal Fire”, que sirve de guiño a Howard Jones, su ex compañero y actual líder de Light The Torch, o “As Sure As The Sun Will Rise”, y ese solido balance que alterna entre lo agresivo y lo melódico.
El año pasado, Jesse Leach se vio obligado a cancelar algunos espectáculos para someterse a una cirugía para eliminar los nódulos de sus cuerdas vocales, está claro que ahora está de vuelta y en perfecto estado. El frontman de 41 años emite sus partes guturales al igual que su voz limpia con un estilo implacable durante todo el set, junto a un combo que suena ajustadísimo y no baja la intensidad en ningún momento.
En su tercera visita a nuestro país, Killswitch Engage le dio a sus fanáticos todo lo que podían esperar: una descarga catártica de energía de principio a fin, que tuvo su cierre con la versión del clásico “Holy Diver” del inmortal Ronnie James Dio.
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