El clima primaveral y las estrellas inmaculadas le daban un apacible color a la noche de Buenos Aires. En el estudio Panda, un par de fisuras ilustraban la escena, mientras Osvaldo Civile llevaba de las narices con una sevillana al técnico de sonido por todo el lugar, a modo de broma para mitigar la euforia de las drogas y a la espera de sus compañeros de V8. En esas madrugadas de 1984, la banda grababa su segundo material: “Un Paso Más en la Batalla”.

Ángel de las tinieblas

Osvaldo Civile nació en Caseros, provincia de Buenos Aires en 1958. Criado en una familia laburante de la zona oeste, navegó su adolescencia entre su amor por las guitarras y las motos. Creció con el blues y hard rock que comenzaban a llegar en aquella época y poco a poco se perfiló más hacia el heavy metal.

Sus primeros pasos en la música vinieron de la mano de grupos como Escarlata y Té de Brujas pero sin transcendencia a nivel de convocatoria. No fue hasta 1982, que con la salida de Ricardo “Chofa” Moreno de V8, a Osvaldo le llegó la gran oportunidad de ser el guitarrista de una banda que sería la representación del espíritu metalero en la Argentina.

Dentro de la agrupación, uno de los primeros shows en que V8 salió a la superficie, fue el famoso Buenos Aires (B.A) Rock a fines de 1982, con la dictadura más sangrienta de la historia Argentina aún en el poder. Esa aparición disruptiva en la escena local, que venía a diferenciarse de las corrientes más hippies, le dio al grupo una crudeza lírica y musical que no había hasta ese momento en el país.

 

Tiempos Metálicos

Finalmente en 1983, V8 editó el primer disco de estudio: “Luchando por el Metal”, un trabajo que luego se convertiría en una insignia y que para gran parte de la prensa representó el primer álbum de heavy metal argentino. Por otro lado, La paz entre los integrantes duró poco, ya que eran de público conocimiento las diferencias entre Alberto Zamarbide y Ricardo Iorio. En las primeras presentaciones y giras, el reviente era el principal aliado para sobrellevar el éxito repentino. Diversos tipos de drogas presenciaban la cotidianidad de la banda, flagelo que a Osvaldo Civile le costaría superar en su vida.

“Cuando estábamos grabando “Un Paso Más en la Batalla”, la situación con Osvaldito era insostenible, no estaba en condiciones de tocar” confirmó Beto Zamarbide en el documental sobre su vida artística: “Relámpago en la Oscuridad”. La situación durante esa grabación era muy tensa porque más allá de los conflictos espirituales entre Beto y Ricardo, Civile permanecía ajeno a los roces con una adicción galopante.

Luego de la salida de la segunda obra del grupo, un viaje a Brasil con motivo de la primera edición del masivo festival Rock In Rio terminó con la partida de Gustavo Rowek y Osvaldo de V8. Las diferencias entre el rumbo sonoro de la banda eran muy notorias y Civile, que se había vuelto un seguidor de Metallica, quería inclinarse hacia el incipiente thrash metal.

 

Parca sangrienta

Para fines de 1985, Civile le daría vida a una agrupación que hasta el día de hoy sigue en vigencia: Horcas. El nuevo proyecto, atravesado por una matriz thrashera, tardaría unos años en grabar su primer título, pero finalmente en 1990 saldría ”Reinará la Tempestad”. Horcas editó cuatro álbumes de estudio con Civile en guitarra, y si bien nunca gozaron de la masividad de V8, tenían un público muy fiel que los seguía a todas partes.

Conocida es la historia de la sesión de fotos para la revista Epopeya, en la que Osvaldo posa junto a Walter Meza disfrazado de parca, simulando una partida de poker entre ambos y a causa de ‘’Eternos’’, que estaba próximo a salir. Quizás fue un triste presagio de lo que pasaría el 28 de abril de 1999, cuando Osvaldo Civile fue encontrado muerto por un disparo de arma de fuego.

Muchas especulaciones han surgido tras la partida de Civile. Se manejó la hipótesis del suicidio, opuesta a la de Iorio que sostiene que Osvaldo fue asesinado por la mujer con la que salía en ese momento, aunque oficialmente el caso fue rotulado como ”muerte dudosa”. Más allá de toda etiqueta que se le quiera poner a la huella de Civile en la historia del metal vernáculo, él se autodefinió: ”Nunca fui un heavy, soy una persona que trató de vivir de una manera que me hiciera sentir orgulloso, o al menos, que no me hiciera sentir una mierda”, y vaya si lo hiciste, Osvaldito.