Para finales de 1973 Black Sabbath ya había editado cuatro álbumes: “Black Sabbath” y “Paranoid” en 1970, “Master of Reality” en 1971 y “Vol.4” en 1972, dejando numerosos himnos dentro de su repertorio. Tras la gira mundial de “Vol.4”, la banda intentó empezar a trabajar en su quinto álbum, pero, el abuso de sustancias y el cansancio había llevado a Tony Iommi a un bloqueo creativo, y no fue hasta un mes más tarde, mientras trabajaban en las mazmorras del castillo de Clearwell en el Bosque de Dean, que se topó con el riff de la canción principal del álbum, dando el tono para el nuevo material.
En general, “Sabbath Bloody Sabbath” se siente menos como un álbum típico de Sabbath, debido a las diferencias en la estructura de las canciones y la atmósfera general, pero al mismo tiempo, conserva muchos de sus elementos característicos. El sonido oscuro que los llevó a la fama encontró el equilibrio entre la pesadez de sus trabajos anteriores y su nueva faceta experimental.
En noviembre de 1973 se publicó, y por primera vez en su carrera la banda empezó a recibir críticas positivas de la prensa, siendo su quinto álbum consecutivo en obtener el disco de platino en Estados Unidos, llegando al 4to puesto en las listas británicas y al 11 en las estadounidenses.
La impresionante carátula doble es obra de Drew Struzan, un joven al borde de una carrera legendaria. Struzan estaba trabajando en Pacific Eye & Ear, una firma de diseño propiedad del director creativo Ernie Cefalu, cuando recibió la solicitud para la portada. El frente presenta a un hombre malvado siendo atormentado en su lecho de muerte, con intensos tonos cálidos haciendo contraste con la contraportada que representa la muerte de un buen hombre, grabada en tenues matices azules. Si bien la imagen encapsula a la perfección la esencia de Black Sabbath, el artista no escuchó el disco hasta que llegó a su estudio después de terminar el proyecto. El hecho de que las imágenes se combinen sin esfuerzo con la música fue fortuito.
Para Struzan, quien también tuvo la oportunidad de trabajar con Alice Cooper, el mundo de la música le dejaba muy poco, estima que le pagaron 250 dólares por la semana de trabajo para la portada de “Sabbath Bloody Sabbath”, por lo que decidió introducirse en una industria mucho más lucrativa: el cine, donde labraría su futuro como una figura fundamental del séptimo arte.
Entre sus creaciones más memorables se encuentran carteles para famosas sagas cinematográficas como “Star Wars”, “Indiana Jones” o “Volver al futuro”. Struzan continuó ilustrando éxitos de taquilla hasta finales de los 90s, cuando los estudios decidieron que los posters hechos a mano no servían ya para el público de la época, siendo remplazada aquella técnica de pintar artesanalmente por fotomontajes retocados digitalmente con photoshop.
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