Crónica: Juan Manuel Guarino / Fotos: Maru Debiassi

Cerca de las 20.45 ingresé al Teatro Vorterix y lo primero que me sorprendió fue encontrar el recinto concurrido hasta el tope (de hecho, en la página oficial de la banda y de la productora confirmaron el “sold-out”). Sin olvidar, claro, que el día anterior se presentaron también en el Vorterix de Rosario. Aunque no debería sorprender tanto; Sonata Arctica, junto a Nightwish y a Stratovarius conforman el tridente finlandés por excelencia para los fans locales del Metal Melódico a la hora de elegir dónde depositar sus ahorros ante la abultada oferta musical, tanto nacional como internacional, y ante la imparable devaluación de nuestra moneda.

Con la famosa puntualidad finesa, clavadas las 21.00 horas se apagaron las luces, se corrieron los telones y Sonata Arctica tomó por asalto el escenario del ex Teatro de Colegiales con la amable “Closer to an Animal”, tema que abre su producción más reciente “The Ninth Hour”, el disco que vinieron a presentar. Algunas conclusiones en los primeros minutos del set que se corroborarían a lo largo del mismo: 1) Con un Vorterix enardecido, hubiera estado mejor que arrancaran con algo más potente. 2) Las composiciones más noveles del quinteto están bastante por detrás del material más antiguo. 3) Pese al punto 2), los fans cantaron con el alma tanto las canciones más nuevas como las viejas, reforzando así el concepto de lealtad descrito en el párrafo anterior. 4) Si bien el sonido nunca fue malo, a Sonata le llevó un par de temas acomodarse. Al principio, lo que sonaba más nítido era la voz y los teclados. Los demás instrumentos se perdían un poco en la mezcla. 5) Tony Kakko, el vocalista y líder de la banda, es un show en sí mismo. No importa cuántas veces hayas visto a la banda, Tony siempre va a lograr que te vayas del recital con una sonrisa de oreja a oreja. Porque el tipo disfruta cada segundo del show desde el minuto cero hasta que finaliza y eso se percibe desde abajo del escenario. No por nada fue (como siempre) el más ovacionado de la noche.

Del material más nuevo, podemos decir que “Life” pese a su estribillo ñoño es una ganadora nata en vivo, que “Among Shooting Stars” pasó algo desapercibida, que “We Are What We are” es una de sus mejores baladas, que “Fairytale” es uno de los puntos más altos de su último disco y que “The Wolves Die Young” reconfirmó ser lo más rescatable del flojo “Pariah’s Child”, su disco anterior. Con respecto a los clásicos, “Fullmoon” no la pueden dejar de tocar nunca, “Tallulah” ya la podrían ir jubilando, “In Black and White” y “Abandoned, Pleased..” cayeron más que bien por ser de las menos obvias, y la magnífica “The Power of One” justificó cada centavo pagado por la entrada marcando el punto más alto de la noche.

Para los bises acertaron nuevamente iniciándolos con “Misplaced”, otra joyita poco habitual, seguida de “I Have a Right”, la cual ya adquirió el status de “nuevo clásico”, y el final, como viene siendo costumbre, a pura fiesta con la imparable “Don’t Say a Word” (otra que nunca debe faltar). Luego de un show quedó el sabor de que podrían haber tocado algún clásico más. Los pedidos a viva voz de casi todo el Vorterix de “San Sebastian” y “Replica” fueron desatendidos. En lo personal si la arenga final de “Vodka”, fuera reemplazada por algún clásico improvisado y/o solicitado no me molestaría para nada. La previsibilidad en sus shows le puede jugar en contra a Sonata Arctica. Más allá de esto, la jornada fue otro paso triunfal de los lobos fineses por tierras argentas y seguramente dejó a la gran mayoría más que felices. Eso es lo importante. “Mantengan viva la música de verdad” nos dijo Tony al ver un Teatro colmado de gente que vitoreaba su nombre. Nosotros haremos nuestra parte para que así sea y Sonata Arctica ya dio sobradas muestras en nuestro país que cumplen con creces su parte en tal cometido.
 
 
 
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