“Mustaine” es el título de la autobiografía que les traigo hoy. Y creo que no hace falta aclarar de quién estamos hablando. Con la traducción a cargo de la gente de Jedbangers (quien edita el libro en Argentina), uno tiene la sensación de que Dave Mustaine (adoptado por los argentinos como uno más de nosotros) nos está hablando como si fuera un amigo del barrio, sentado en un bar con cerveza de por medio.

A lo largo del libro vamos a conocer un poco más de su infancia, bastante agitada por cierto, con un padre ausente y una madre que se mudaba constantemente escapando de una posible persecución de un ex marido alcohólico; pero también vamos a meternos de lleno en los dos ejes centrales (y paralelos) de su vida adulta: su relación con las drogas y su deseo de ver fracasar a Metallica. Sin vueltas y sin ningún tipo de culpa, Mustaine señala a lo largo de las casi 350 páginas, que jamás le alcanzó con que a Megadeth le fuera bien, también quería ver hundirse a Metallica. Sin dejar de reconocer que hizo mucho mérito para ser echado de la banda, también era consciente de que eso no quitaba su deseo de verlos caer en desgracia y sumidos en la decadencia.

A medida que avanza el libro, las confesiones se hacen cada vez más sinceras y se torna casi un autoanálisis, en donde Mustaine hace un mea culpa sobre muchos aspectos de su vida y parece darse cuenta en ese mismo momento de sus errores y aciertos. Su infancia siendo el chico de la calle, sus años como dealer, su vida en la marginalidad y su facilidad para la violencia física con sus compañeros, representantes, o quien fuera que se le pusiera en contra, llevaron a que su carácter se forjara en base a la superación personal, pero más desde el lado de “les voy a demostrar a ellos, los que tienen todo, que yo soy mejor, aún sin tener nada”. Reconoce que su vida es una reivindicación y una demostración constante de que nadie nunca jamás podrá pasarlo por encima como lo hicieron Ulrich y Hetfield. Sin temor a la hora de hablar del tema, reconoce que Megadeth fue el resultado de la furia y el despecho, de la bronca y el deseo de venganza.

“Soltar” no es una palabra con la que el líder de Megadeth se haya familiarizado nunca, y tampoco le cuesta aceptarlo. Quizá el robo de derechos sobre las canciones de su autoría, las comparaciones constantes de la prensa entre Metallica y Megadeth, las chicanas, las posiciones en los rankings de venta y el husmeo constante en los asuntos del otro, fueron razones y motivaciones suficientes como para mantener el resentimiento vivo por muchos años.

Con el tiempo, según sus palabras, esos sentimientos fueron en disminución pero nunca desaparecieron del todo. Sin embargo, en los últimos años, más enfocado en sí mismo que en el resto del mundo (bueno, en Metallica), Mustaine logró levantarse una y otra vez y, en algún punto, hacer las paces consigo mismo para no romperse más de lo que estaba. Por suerte para sus seguidores, lo que no se diluyó jamás fue su talento, y eso se reflejó siempre en cada disco y en cada show. A pesar de los altibajos, de las distintas formaciones de la banda, de sus idas y venidas a los centros de rehabilitación, Megadeth es y será una de las mejores bandas que existen. A los fans les alcanza, y tienen la esperanza de que a Mustaine, a ésta altura de las cosas, también le sea suficiente.

Por lo pronto, los fans argentinos tienen la felicidad de encontrarse con un guiño en el libro. A unas pocas páginas de terminar la lectura, encontramos un párrafo que nos llena de orgullo, donde Mustaine cuenta que tiene uno de sus pensamientos más reveladores mientras tocaba en el Pepsi Music del 2005 en Obras: “Qué noche. Qué público. No habíamos tocado en Argentina desde hacía varios años y sin embargo allí estaban, con una gran concurrencia, cantando cada palabra de cada canción, coreando hasta las putas partes de guitarra. ¡Por el amor de Dios! Fue como tener veinticinco mil personas haciendo los coros. Me sentí como un chico de nuevo, sentí que quería hacer esto por siempre”. Sabemos de qué está hablando. Megadeth, Megadeth, aguante Megadeth.