Crónica: Nicolas Cardinale / Fotos: Martin DarkSoul

La banda sueca de power metal cristiano Narnia pisó por primera vez suelo argentino el pasado viernes 28 de Abril, en el marco de su gira debut por Sudamérica, brindando un concierto corto pero enérgico, que dejó a los espectadores más que satisfechos.

Uniclub fue el recinto que albergó la velada, en la que el conjunto hizo un repaso breve por sus clásicos, así como también por algunos temas de su último disco, homónimo, lanzado el año pasado. Cruel Adicción (la banda del ex Logos, Miguel Roldán) y Boanerges se encargaron de preparar el terreno para lo que iba a ser una gran noche.

Pasadas las 21:30, y ante un público que colmó el local de Guardia Vieja 3360, la formación nórdica dio comienzo a su primer show en Argentina en veinte años de carrera. La fiesta comenzó al compás de “Inner Sanctum”, seguido inmediatamente por “The Mission”, para luego dar paso a uno de los temas de su más reciente trabajo, “Reaching For The Top”. Christian Liljegren y compañía continuaron con “Shelter Through The Pain” y “No More Shadows From The Past”. Tras estos, el vocalista se fue detrás del escenario y dejó al resto del elenco ejecutando el instrumental “The Light At The End Of The Tunnel”, tema con el que su guitarrista Carl John Grimmark y su tecladista Martin Härenstam se lucieron. Pero su baterista Andreas Johansson no se quedó atrás, ya que al finalizar esta canción sus compañeros se retiraron y él continuó con un solo de batería de poco más de dos minutos de duración. Nuevamente con todos los jugadores en cancha, presentaron otras dos canciones de su flamante producción, “I Still Believe” y “The Messengers”. Ya entrando en el tramo final, el ritmo bajó con “The Awakening”, solamente para que vuelva a subir con “Long Live The King” e “Into This Game”. Después de esto, la banda dejó el escenario por unos minutos, mientras sonaba la grabación de “Gates Of Cair Paravel”, para preparar su última canción. Al regresar al stage, se vio a Liljegren y al bajista Andreas Olsson con la camiseta de la Selección Argentina, anunciando el cierre del concierto con “Living Water”, que fue el tema más coreado y cantado por la gente.

Si bien el recital solo duró una hora, fue un espectáculo digno de presenciar, con un sonido claro y el volumen justo (ni muy alto ni muy bajo) para poder disfrutarlo. El cantante y el tecladista jugaron con el público en todo momento, dándole la mano a los asistentes y posando para los múltiples celulares y cámaras. Pero quien se comió verdaderamente el escenario fue Liljegren, que no hizo notar sus 46 años al caminar, agacharse y arrodillarse a lo largo de todo el show. Incluso, durante “Living Water”, simuló a un jugador de fútbol, pateando con ambas piernas y cabeceando pelotas imaginarias. Los argentinos supieron mostrarle afecto a los suecos y les dieron por aprobada su asignatura pendiente.
 
 
 
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