Crónica: Nicolas Cardinale / Fotos: Javier Rogoski
El conjunto liderado por Walter Giardino culminó los festejos de sus treinta años de carrera, con un show arrasador de más de dos horas.
Hay quienes creen que luego de tres décadas una banda como Rata Blanca ya no tiene nada más que demostrar. Sin embargo, con cada presentación en vivo vuelven a sorprender a sus seguidores reafirmando su lugar en la escena. El pasado viernes 23 de noviembre, las leyendas del metal argentino pisaron una vez más las tablas del Teatro Vórterix para dar por finalizadas las celebraciones de su trigésimo aniversario. Con un recinto absolutamente colmado, llevaron a cabo un repaso por grandes hitos de su historia y sacaron a relucir viejas pistas que no son tan habituales dentro de su repertorio.
Las puertas de Federico Lacroze 3455 abrieron apenas pasadas las 19, llegando al máximo de su capacidad cerca de las 21. A esa misma hora, se apagaron las luces y se abrió el telón para dar inicio con “Los Chicos Quieren Rock”, comienzo habitual en sus presentaciones desde 2015 con el lanzamiento de su último disco, “Tormenta Eléctrica”. A partir de allí, las más de setecientas personas que coparon el teatro pudieron disfrutar de un set demoledor. Si bien hubo lugar para temazos como “Solo para amarte”, “Aún estás en mis sueños”, “Mujer Amante”, “La leyenda del hada y el mago” y “El último ataque”, también se pudieron vislumbrar piezas no muy comunes como “Michell, odia la oscuridad”, “Caballo salvaje”, “Hombre de hielo” y “Haz tu jugada”. Además, el grupo jugó con su fanaticada, tocando los riffs de canciones como “Enter Sandman” de Metallica, “Sweet Child O’ Mine” de Guns N’ Roses, “Highway To Hell” de AC/DC, “Smoke On The Water” de Deep Purple y “Billie Jean” de Michael Jackson (párrafo aparte para su corta pero impecable interpretación por parte de Pablo Motyczak).
Nuevamente, Rata Blanca alcanzó y superó de manera superlativa las expectativas que cualquiera de los presentes podría tener antes de su ingreso al Vórterix. Un sonido perfecto caracterizó a las más de dos horas de espectáculo, distinguiéndose cada uno de los instrumentos y la envidiable voz de Adrian Barilari, quien, junto a Giardino, se comieron el escenario y estuvieron en permanente interacción con su público. También hay que destacar la increíble habilidad de Fernando Scarcella en los parches y de Danilo Moschen en los teclados, sin dejar de lado a Motyczak, que debió adueñarse del bajo para reemplazar al eterno Guillermo Sánchez hace ya más de un año. Cada show de Rata Blanca es un mundo distinto de múltiples posibilidades, y sus piezas siguen bien aceitadas y sin signos de desgaste.
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