En 1992, Megadeth apostaría por un cambio de rumbo en su propuesta musical, luego del exitoso y largamente elogiado “Rust in Peace”. Simplificando sus composiciones en relación a su trabajo anterior, el resultado no podría haber sido mejor: la banda liderada por Dave Mustaine le daría vida a otro álbum perfecto.
La producción y proceso compositivo de “Countdown to Extinction” presentaba un detalle que marcaría el paso de Megadeth por la década de los noventa: la banda repetía la formación estrenada en “Rust in Peace”. Marty Friedman y Nick Menza se consolidaban como guitarrista y baterista de la agrupación respectivamente, sumándose a la dupla Mustaine–Ellefson, para continuar cimentando una alineación que ya había comenzado a dar grandes (grandísimos) frutos.
“Cuando entramos al estudio el 6 de enero de 1992 para grabar ‘Countdown to Extinction’ era innegable que había que subir la apuesta”, recuerda Dave Mustaine en su autobiografía sobre la motivación de la banda, amparada en el abrumador éxito de “Rust In Peace”. El productor elegido para la placa fue Max Norman, quien había logrado reconocimiento al producir varios de los trabajos discográficos de Ozzy Osbourne y que (habiendo previamente participado en la mezcla del álbum anterior) continuaría trabajando con Megadeth en posteriores discos.
“Skin O’ My Teeth” abre el disco a pura potencia y velocidad, siendo de hecho la canción más rápida del álbum con 196 pulsaciones por minuto. Un excelente cambio de ritmo para el estribillo deja en evidencia lo ajustado de la formación, para retomar un vertiginoso ritmo que no abandona el tema hasta su final, oficiando de perfecto primer plato. Seguido, los violines del requiem de Mozart, “Domine Jesu Christe”, dejan lugar a uno de los riffs más icónicos del heavy metal, mientras que la mente maestra de Dave Mustaine se despacha con una sublime metáfora de la política, con sus hombres mortales convertidos en dioses, y sus fanáticos, siguiendo como ratas al flautista de Hamelin, mientras se sumergen en la sinfonía de la destrucción. Claro está que hablamos de “Symphony of Destruction”, una de las canciones más legendarias del género y que reflota el orgullo del público argentino, que inmortalizó los coros que hasta el día de hoy se replican en todas partes del mundo.
“Architecture of Aggression” aporta la cuota bélica presente en cada disco de Megadeth, oficiando comúnmente de cronista de los conflictos de la época en el mundo, en ese entonces sacudido por las guerras del Golfo y de los Balcanes. El riff es pesado y oscuro, la melodía se mantiene constante en un medio tiempo que permite apreciar la faceta densa y a su vez agresiva que es capaz de expresar Megadeth perfectamente. “Foreclosure of a Dream” se divide entre una balada metalera a partir de su introducción y base acústica, y una enérgica canción heavy que gana en intensidad conforme avanza, y que explota en un brillante estribillo, para lograr uno de los puntos más altos del disco en cuanto a melodía, con una letra inspirada en una historia personal de David Ellefson, y su frustración por ver hipotecada la granja de su familia debido a las políticas económicas iniciadas por el gobierno de Ronald Reagan y continuadas por el de George Bush.
“Sweating Bullets” es otro de los puntos fuertes del disco, y puede ser descrita de muchas formas. Una de ellas es como una perfecta descripción de la ansiedad, la paranoia y los laberintos mentales de sus convalecientes, debido a su crudeza lírica, cercana a la sátira y el humor retorcido, que sumado a su riff introductorio y a su muy coreable estribillo recuerda a grandes momentos de Alice Cooper, uno de los principales referentes musicales de Dave Mustaine. “This Was My Life” arremete con un pesadísmo riff que abre paso a una introspección lírica narrada por Mustaine, mientras la banda demuestra una notable capacidad de adaptación a diferentes pasajes musicales sin que se altere la base sonora que edifica otra gran canción.
A continuación llega el tema que da nombre al disco, “Countdown to Extinction”, una proclama por la defensa de los animales que se ubica como otro de los momentos más importantes de la placa. “Nick Menza nos dio el título del álbum y la mayoría de las letras para la canción que le daba nombre. Era una seria crítica a esa especie desagradable de ‘deportistas’, que disfrutan de matar animales”, recuerda Mustaine, dejando en claro el lugar de relevancia de todos los integrantes de Megadeth en la composición del disco. “Por primera vez en mucho tiempo éramos realmente una banda, con contribuciones compositivas de parte de los cuatro miembros”, agrega el Colorado, ejemplificando lo dicho con esta excelente canción, que se nutre en partes iguales de una sólida melodía, un genial estribillo y una letra tan seria como solo el heavy metal puede encargarse de lograr. Musicalmente, el bajo de Ellefson se destaca por una notable ecualización que sustenta cada una de las estrofas, y un solo a dúo entre Mustaine y Friedman que, en contrapartida con el exceso de virtuosismo de “Rust in Peace”, ofrece un sentido fraseo que se refuerza por su simpleza.
“High Speed Dirt”, con una letra inspirada en la pasión de Mustaine por el paracaidismo, es una optimista canción con aires rockeros, que destaca por su agilidad y la presencia de varios solos intercalados, al mejor estilo “Hangar 18”, sirviendo de muestra cabal de la habilidad de la dupla de guitarristas, con Friedman incluso aportando un mini solo blusero a guitarra limpia. A propósito del guitarrista, hay que decir que nuevamente nos encontramos con una placa que hacer honor a su status de leyenda de las seis cuerdas. Si en “Rust in Peace” era capaz de asombrarnos en cada solo debido a su enorme técnica y velocidad, en “Countdown to Extinction” lo hace a partir de la melodía y la perfecta economización de recursos. “Psychotron” es posiblemente el tema más pesado del disco, donde conviven riffs aguerridos y una lírica digna del guion de una película de ciencia ficción de principios de los 90. Nuevamente un excelente trabajo de Friedman adornando la canción desde la primera guitarra, con las espaldas bien cubiertas por el siempre sólido tándem Ellefson–Menza, y claro, la guía de Mustaine, quien se despacha con el solo final del tema.
Llegando al final del álbum, “Captive Honour” retrata la brutalidad de la cárcel, iniciándose con un cálido arpegio que pronto deja lugar al consabido poder metálico que Megadeth es capaz de desplegar. “Ashes in your Mouth”, último tema de la placa, sin dudas se hace lugar entre otro de los mejores pasajes de “Countdown to Extinction”, con una introducción soberbia, donde, ahora sí, la banda se permite volcarse hacia la complejidad compositiva de su disco predecesor, recordándonos lo increíblemente ajustado y contundente de su música, destacándose especialmente la destreza de un Nick Menza siempre sobresaliente, complementado por la firme presencia del bajo Ellefson, pero sin dejar de destacar nuevamente al brillante y excelso dúo de guitarristas, que entregan un solo en armonía que fácilmente se ubica entre lo más destacado de la banda.
Como no podía ser de otra manera, un excelente tema oficia de cierre para un excelente álbum, que cosecharía elogios y continuaría cimentando el lugar de privilegio de Megadeth en la escena metalera. Algo que de todas maneras no sorprendería del todo a Dave Mustaine, consciente desde un principio de la gran obra que logró la banda: “En la víspera del lanzamiento del disco, en julio del 92, me sentía más entusiasmado que nunca. Sabía que teníamos un disco que alteraría el paisaje del heavy metal. ¿Qué pasó entonces? Bueno, ‘Countdown to Extinction’ fue un álbum monstruoso”.
El legado de “Countdown to Extinction” de Megadeth:
“Countdown to Extinction” terminó de confirmar el lugar de Megadeth entre las bandas más importantes de la escena heavy. El álbum cosechó elogios de manera unánime y fue un éxito absoluto de ventas, siendo el disco más vendido de la banda en su momento, y permitiéndoles realizar maratónicas giras mundiales.
El disco dio el paso definitivo para sellar los nombres de Dave Mustaine, David Ellefson, Marty Friedman y Nick Menza como la mejor formación que tuvo Megadeth en su historia. Luego del éxito de “Rust in Peace”, el cuarteto revalidó credenciales en “Countdown to Extinction” y encaró de manera exitosa la década de los 90.
Algunos de sus temas se convirtieron en clásicos totales de la banda y del heavy metal en general, tal es el caso de “Symphony of Destruction”. También se destacan “Sweating Bullets”, “Skin O’ My Teeth” o “Foreclosure of a Dream”.
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