El aletargado viaje a su casa se hacía cada vez más duro. Sin embargo, desde la ventana del micro leyó un panfleto político que rezaba: Megadeth (unidad de medida que equivale a un millón de muertes humanas según el ejército de Estados Unidos). El término quedó flotando en su cabeza, mientras el deseo de venganza de su despido de Metallica crecía minuto a minuto.

A todo el mundo

David Mustaine nació en California el 13 de septiembre de 1961. A los ocho años se encontró viviendo con su madre tras la separación de sus padres y, rápidamente, consiguió en la guitarra un aliado fundamental para pasar sus ratos libres.

De muy joven, y tras pasar por alguna banda menor, se unió a Metallica. Junto a ellos fue pionero del sonido thrash metal que comenzaba a emerger con fuerza en esa zona de los Estados Unidos. No obstante, tras una corta estadía en aquel grupo, fue despedido por el abuso de drogas y alcohol al que se exponía.

Sinfonía de destrucción

Dave Mustaine fundó Megadeth en 1983 con una sola premisa: ”Todo lo que recuerdo es que quería ser más rápido y mejor que Metallica.

En 1985 lanzó el primer álbum, ”Killing Is My Business… And Business Is Good!”, y a partir de ahí comenzó una carrera hasta lo más alto del metal internacional. Con un inicio claramente thrashero, disco a disco pulió su sonido para amalgamar distintos matices en sus obras.

”Rust in Peace” de 1990 fue la placa soñada y que supo alcanzar el punto más álgido de toda la carrera de Megadeth y de Mustaine. Disco con tracks memorables y un sonido que trascendió los propios límites del metal. Además, el grupo, por aquella época contó con una formación soñada que integraba al virtuoso guitarrista Marty Friedman (ex Cacophony), David Ellefson en bajo y a Nick Menza en batería, además del propio frontman.

La primera mitad de los años 90’s fueron de gran masividad para el grupo con álbumes como ”Countdown To Extinction” y ”Youthanasia”, aunque los nuevos sonidos emergentes de manera constante le restaban popularidad al thrash o al heavy clásico. ”Cryptic Writings” de 1997 fue la placa que representó una merma para la banda, tanto desde lo sonoro como desde la masividad obtenida.

Desde fines del siglo pasado hasta la actualidad, la banda insignia de Mustaine tuvo que atravesar cambios de formación, disoluciones y regresos a la actividad. Sin embargo, el nombre propio de Megadeth o de Dave Mustaine son lo suficientemente fuertes para que la rueda siga girando.

Oxidarse en paz

El manejo de la vida personal fue todo un desafío para ”El Colorado”, con un camino plagado de adicciones y frustraciones que, más allá del propio éxito de su agrupación, nunca pudo terminar de sanar. Dentro de esta última apreciación, el despido de Metallica siempre lo tuvo, desde su propuesta, tras los pasos de Lars Ulrich y compañía. A pesar de esto, siempre cayó bien parado con todos los cambios de estilo que impuso en Megadeth.

Sus últimos años están marcados por su conversión al Cristianismo. Fe que le sirvió, en sus propias palabras, para ”alejarse de las malas sustancias”.

”Prefiero ir toda mi vida creyendo que hay un Dios y al final encontrarme con que no, en vez de vivir toda mi vida pensando que no hay un Dios y luego descubrir, cuando muera, que sí lo hay”, admitió sobre su actual creencia religiosa. No está en discusión que es un tipo que, más allá de sus vaivenes, es uno de los grandes exponentes del metal de todos los tiempos y que todavía está dispuesto a seguir haciéndonos mover las cabezas con sus memorables riffs.