A finales de los 90 se dio el auge del nu metal con Korn y Deftones como máximos exponentes. A partir de allí, comenzó una era marcada por el nacimiento de bandas mundialmente populares a día de hoy. Uno de estos casos es el de System Of A Down, que dio sus primeros pasos con su álbum autotitulado en 1999. Pero no fue sino hasta 2001 cuando lograron uno de los mejores trabajos discográficos del género. “Toxicity”, lanzado el 4 de septiembre de ese año, llegó pisando fuerte con hitazos como “Chop Suey!”, “Aerials”, “Prison Song” y el tema que da nombre a la placa. Sin embargo, esta canción es tan enrevesada y compleja como la forma en la que llegó a la vida.

Las ya conocidas diferencias que hay entre los miembros de la banda se retrotraen incluso hasta este punto de su historia. Durante la composición y la grabación del tema, el guitarrista Daron Malakian y el baterista John Dolmayan tuvieron una fuerte pelea como consecuencia de sus discusiones acerca de la dirección musical de la canción. Luego de la hospitalización, a la semana, volvieron al estudio y completaron “Chop Suey!” y “Toxicity”.

El icónico beat de batería del inicio de este himno fue resultado de esta ira, sumada a cierta frustración. A pesar de la necesidad del baterista de trabajar en su parte del tema, el bajista Shavo Odadjian no paraba de darle sugerencias a su compañero de banda. Este, a modo de reproche, empezó a tocar lo que hoy en día podemos escuchar en la canción, aunque originalmente era simplemente una burla y una forma de hacer que el capitán de las cuatro cuerdas lo deje solo. Aunque algo de crédito debía tener, ya que fue quien pensó el concepto original. En principio, la idea que Odadjian trajo a la mesa se llamaba “Version 7.0”. Esto era en referencia al software AOL, que según el músico llegaría a su iteración número 7 cuando esa canción saliera al mercado, prediciendo el futuro. Lo que no pudo llegar a predecir era que esta idea casi no formaba parte del producto final.

Originalmente, para la grabación del disco, Serj Tankian y compañía habían grabado más de 30 canciones. Obviamente, no quedaron todas: Solo 15 pasaron el corte (una de ellas solo disponible en la versión japonesa). Lo curioso es que la última pieza que decidieron incluir en el álbum fue justamente la que le da el nombre. La canción había pasado desapercibida y solo fue cuando Malakian revisó que ya estaba completa que decidieron añadirla.

Han pasado casi 24 años desde que “Toxicity” salió a la luz y, hoy en día, su vigencia sigue intacta. En enero de este año, el video de la canción superó los mil millones de visualizaciones en YouTube, marcando otro hito más en su historia. Esto se suma a las múltiples certificaciones de platino alrededor del mundo, entre ellas un triple platino en Estados Unidos, además de ser un infaltable en sus conciertos.