Crónica: Roberto Isa / Fotos: Maru Debiassi
El guitarrista brindó un extenso show en honor a la banda que formó junto a Ricardo Iorio, en un Malvinas Argentinas repleto.
“Y es la guitarra del Tano que pretende decirte: amigo, voy a vos”, reza la letra de “Homenaje”, canción perteneciente al disco “A Fondo Blanco”, de Almafuerte. Y tal como recita la estrofa, la guitarra (y voz) de Claudio “Tano” Marciello viajó al encuentro de su amigo, Ricardo Iorio, en un emotivo homenaje al gran legado musical que supieron crear juntos. Luego de la doble fecha de octubre con shows agotados en el Teatro Flores, Marciello asumió un desafío importante al concretar un recital en un recinto bastante más grande, a modo de despedida de año, tal como solía hacer Almafuerte.
Ya nos acercábamos al horario pautado para el inicio del show, pero el mismo se vio retrasado debido a la gran cantidad de gente que aún ingresaba al Microestadio del barrio de La Paternal, como luego informara el mismo Marciello al inicio del concierto. Remeras con logos de Almafuerte y el rostro de Ricardo Iorio, banderas y cánticos en honor al fallecido patriarca del metal nacional eran la postal marcada en la noche, cuando las pantallas mostraban imágenes del conjunto que supo despertar pasiones desde su surgimiento hacia mediados de los 90. Al momento de salir al escenario, los músicos que conforman CTM (además del Tano, su hija Melina en batería, el bajista y segundo cantante Leandro Radaelli, y el guitarrista Giuliano Noé) arrancaron una breve zapada que derivaría en “El Pibe Tigre”, una demoledora sacudida de thrash metal de “Mundo Guanaco”, debut discográfico de Almafuerte. Pegado y sin tiempo de recuperar el aliento, el riff sabbathiano de “Mano Brava” puso a todos a saltar.
Con el transcurrir de los temas, el sonido fue acomodándose, sobre todo en la guitarra principal, un poco baja al arremeter el riff introductorio de “El Visitante” (con un video introductorio con imágenes de los pilotos de Malvinas, ovacionados por todos los asistentes), pero ya equilibrada en “Yo traigo la Semilla”, de los uruguayos Cuchilla Grande y adoptada como propia por Almafuerte. Luego del mega hit “Se Vos”, tema que pusiera a Iorio definitivamente entre los grandes letristas de la historia del rock nacional (ya no solo del metal), el Tano se calzó la acústica para un momento íntimo que incluyó “Zamba de Resurrección” y el pico máximo de emotividad con “Mi Credo”, con la voz de Ricardo acompañando a las cuerdas de Marciello, ante un público totalmente emocionado. “De ayer venimos, guitarra y voz, soñando siempre la mejor canción”.
Casi a la mitad del show, llegaba el momento de los invitados especiales, y de ese modo Melina Marciello (de excelente labor en toda la noche) le cedió los parches a David Valencia, hijo de Bin Valencia, el baterista más longevo que tuvo Almafuerte, fallecido en 2022. Para más regalos a la fanaticada, se sumó Beto Ceriotti, bajista de Almafuerte desde que Iorio dejara el instrumento, para el disco “Ultimando”, de 2003. Con los invitados arriba del escenario, CTM se despachó con “Debes Saberlo” y “Patria al Hombro”, y una vez retirados los mismos, llegó el instrumental “Ceibo”.
El Tano también se tomó unos momentos para comentar diversas anécdotas sobre el origen de varias canciones, como “Aguante Bonavena” y la historia de la banda viendo una grabación de la histórica pelea del púgil argentino contra Muhammad Ali, o antes de “Homenaje”, contando la historia del encuentro en Entre Ríos con el gaucho y payador Augusto Romero, a quien está dedicada la canción. La belicosa y pesadísima “Triunfo” le dejó lugar a otro de los momentos más sentidos de la noche, con “Convide Rutero”, canción que dejó visiblemente emocionado a Marciello luego de interpretarla.
Para la parte final del show, la homónima “Almafuerte” sirvió de manifiesto de la inmortalidad de las obras de Almafuerte, reproducidas por una banda que suena sumamente ajustada, y que defiende correctamente las voces en el binomio Marciello-Radaelli, además de la ayuda del público, como en “A Vos Amigo”, cantada íntegramente por los fanáticos que coparon el Malvinas. “Toro y Pampa” y su oda a la simpleza dominguera es otra muestra de la faceta optimista que también caracterizó siempre a Almafuerte y que se vio representada en la celebración a pura felicidad del sábado en la noche.
Por último, y como tema extra (ya que no estaba incluida en la lista de temas), llegó “Sirva otra vuelta Pulpero”, para completar las 40 canciones tocadas en el recital. Con este tema se cerró la extensa y emotiva conmemoración de una de las bandas más importantes de la historia de la música pesada nacional, a cargo de Claudio “Tano” Marciello, el virtuoso guitarrista que junto a la prosa de Ricardo Iorio ganaron su merecido lugar en el olimpo de la música argentina.
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