Crónica: Roberto Isa / Fotos: Maru Debiassi
La legendaria banda de heavy metal hizo delirar a las 45 mil almas que coparon Huracán como parte de su gira “The Future Past World Tour”.
Influyente y popular como pocas, hablar de Iron Maiden es hablar quizás de la banda más importante del género. Con casi cincuenta años de trayectoria (a cumplirse el año próximo), la agrupación fundada por el bajista Steve Harris goza de una vitalidad destacable, actualmente embarcada en la gira presentación de su álbum más reciente, “Senjutsu” (2021). A esta novedad discográfica se suma un homenaje especial a “Somewhere in Time” (1986), uno de los discos más emblemáticos de una década dorada para la banda.
Con este mix entre pasado y actualidad, la Doncella de Hierro emprendió su “The Future Past World Tour”, que los trajo de regreso a la Argentina tras su última visita en 2019. Dos recitales completamente agotados —el primero en el estadio de Huracán y el segundo en el Movistar Arena— confirmaron, una vez más, la devoción inquebrantable del público argentino por la banda.
La tarde del domingo se presentaba ideal para vivir una jornada plena: la amenazante lluvia había cesado en las primeras horas del día, dejando lugar a una reluciente paisaje donde miles de remeras negras se encaminaban hacia el barrio de Parque Patricios, en la ciudad de Buenos Aires, para la gran cita en el estadio de “los quemeros”. Con atino organizativo, las puertas de la cancha se abrieron unas cuantas horas antes del comienzo del espectáculo, y ya desde la presentación de Malón, los invitados locales, el recinto lucía prácticamente lleno. Sobre la banda de O’Connor y Romano hay que decir que dieron cuenta de la experiencia forjada a fuego sobre sus espaldas, con un recital potente, conciso y sin fisuras. Repasando temas clásicos tanto de la propia banda como de Hermética, su paso fue más que satisfactorio, como también lo fue la recepción de la audiencia.
Minutos antes de las 21, las luces del estadio se apagaron y comenzó a sonar “Doctor Doctor”, de UFO, el infaltable preámbulo para los recitales de Iron Maiden. Luego, la inconfundible música de la película “Blade Runner”, compuesta por Vangelis, anunciaba la salida de la banda, tal como sucedía en la gira presentación de “Somewhere in Time” a mediados de los ochenta, mientras las luces de tinte futurista iluminaban el escenario. La pista de guitarras gemelas de “Caught Somewhere in Time” puso a todos a corear, y de inmediato los músicos se hicieron presentes ejecutando el riff principal del tema. Bruce Dickinson, eminencia del micrófono si los hay, aparece en última instancia, para arremeter con las estrofas y coros que son cantados por la multitud, y también para gritar “Hola Argentina” y pedir su característico “Scream for me, Buenos Aires”, a modo de bienvenida. “Stranger in a Strange Land”, segundo tema del concierto, sirve para reafirmar dos cosas: la relevancia del monstruo-mascota Eddie como “séptimo miembro” de la banda (apenas una breve aparición ya le valió ovaciones) y la excelente técnica de Adrian Smith para ejecutar la guitarra: el solo de dicho tema es algo más que sublime.
La primera pausa llegó en ese momento, donde Dickinson se tomó el momento de saludar a la concurrencia, destacando la cantidad de público presente y el tiempo (inusual, para una banda que suele visitarnos seguido) que pasó desde el último paso por el país. “Senjutsu” hizo su presentación en Argentina con la triada de “The Writing on the Wall”, “Days of Future Past” y “The Time Machine”, antes de que otro clásico como “The Prisioner” provoque el delirio de los fans. Hablando del cantante, Dickinson hizo gala de su prodigiosa voz como si el tiempo no hubiera hecho mella en su performance. “El tiempo siempre está de mi lado”, reza la letra de “Caught Somewhere in Time”, y parece que fuera la proclama del bueno de Bruce.
“Death of the Celts”, del último disco, acompasa el ambiente con su aire de épica folk melodiosa, destacándose los intercambios del trío de guitarras, conformado, además del mencionado Smith, por el siempre prolijo Dave Murray y el enérgico Janick Gers. El final del tema, casi un susurro en la multitud, contrasta con el estridente alarido provocado por “Can I Play With Madness”, seguido de “Heaven Can Wait”, otro de la vieja escuela. A continuación, llegó uno de los momentos más esperados de la noche, con la primera presentación en el país de “Alexander The Great”, una monumental composición, bien al estilo Maiden, que se hizo esperar por décadas para ser escuchado en vivo. “Fear of The Dark” revalidó su estatus como una de las mejores experiencias para disfrutar en un recital, desde el coro inicial hasta las batallas campales durante los riffs. “Iron Maiden”, el tema homónimo que es un inamovible de los recitales de la Doncella, cerró la primera parte del show, con saludos de la banda a modo de despedida, quedando solamente el baterista Nicko McBrain repartiendo souvenirs al campo.
Luego del amague, los seis músicos volvieron para los bises, iniciados con “Hell On Earth”, una de las piezas más destacadas de “Senjutsu”, que contó con una incendiaria puesta en escena, a puras llamaradas. Seguido, llegó “The Trooper”, uno de los más grandes clásicos de Maiden y del heavy metal en general. Esta vez sin banderas flameantes, el tema es igualmente una garantía de espectáculo. Por último, fue el turno de “Wasted Years”, tema encargado de cerrar un recital de la mejor manera, con todo el estadio cantando el estribillo en modo festivo. En una noche que rozó la perfección, tanto para la banda como para los allí presentes (salvo por inconvenientes reportados en el acceso a las tribunas generales), que disfrutaron de una leyenda viva del heavy metal dando lo mejor de sí, con un sonido acorde y un marco excelente. Se cerraba de esta manera el primero de los dos shows de Iron Maiden en Argentina, un reencuentro que se hizo esperar, pero que definitivamente valió la pena.
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