Crónica: Roberto Isa / Fotos: Maru Debiassi
El trío británico revalidó sus credenciales como una de las insignias del metal extremo en un contundente show.
Hablar de Venom es hablar de una verdadera leyenda del género, y más precisamente del costado más extremo del mismo. Fundados en Newcastle en 1979, los liderados por el bajista y cantante conocido mundialmente como Cronos se consolidaron como uno de los nombres más influyentes del metal extremo gracias a álbumes como “Welcome to Hell” (1981) y “Black Metal” (1982), cuyo título dio nombre a todo un subgénero. Su impacto fue decisivo en el desarrollo de bandas pioneras del thrash y black metal, como Slayer, Bathory y Mayhem, mientras que su estética oscura y provocadora marcó un antes y un después en la escena global.
El muy referencial “Black Metal” fue el tema elegido para salir a las pistas, encendiendo los motores de un Groove que lucía con un importante marco de público. A continuación, la demoledora y ganchera “Welcome to Hell” puso a todos a saltar, siendo culminado con el sonido del bajo distorsionado de Cronos que serviría de enganche para “In Nomine Satanas”. La primera pausa llegó después de “Bring Out Your Dead”, donde Rage, guitarrista de la banda, tomó el micrófono para preguntar a la audiencia si estaban pasando bien la noche. A juzgar por el pogo armado durante “Pedal To The Metal”, la respuesta positiva que dieron fue honesta.
Promediando el recital, la introducción a guitarra limpia de “Buried Alive” dio paso a una de las canciones más coreadas de la noche, con un solo de guitarra a pura palanca, y que si bien difirió del original fue igual de efectivo. Enganchado, “Don’t Burn The Witch” arrasó con su furia thrashera, sirviendo también de cabal muestra de los dotes del baterista de la banda, Dante, tras los parches. Luego de una breve pausa, el “olé, olé” del público le dio pie al inicio de “Leave me in Hell”, tema encargado de convertir el espacio en un auténtico campo de batalla.
Para el final, quedaba el último tramo del show, iniciado por “Suffering Dictates” y continuado por “Countess Bathory”, un mix entre lo más nuevo y lo más viejo del material de la banda. El cierre vino con “Warhead”, otro potente arrebato metálico para culminar la noche de la mejor manera. Luego de poco más de una hora sobre el escenario, en un show que ganó más en contundencia que en extensión, Venom se retiraba dejando cuerpos adoloridos pero felices por otro paso por el país por parte de una de las bandas pilares del género.
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