Crónica: Julieta Güerri / Fotos: Maru Debiassi

El cantante regresó a nuestro país y trajo consigo una vez más todo el legado de su paso por Misfits.

Este año, la celebración por Halloween se extendió un poco más de lo debido. Y es que no podía darse cierre a la festividad sin antes presenciar el show de Michale Graves —vocalista del horror punk de Misfits en los 90—, quien repasó todos los clásicos de su era el pasado 2 de noviembre.

Las visitas de Graves a Argentina se volvieron cada vez más frecuentes en los últimos años, pero esa constancia no redujo el entusiasmo del público. La demanda por revivir aunque sea por una noche la etapa más popular de Misfits sigue creciendo. Originalmente programado para Uniclub, el show terminó trasladándose a Groove, un recinto que duplica la capacidad y que, una vez más, se vio colmado.

Pasadas las 19hs del domingo, se daba inicio a la noche con las presentaciones de Horror Inc —una acertadísima propuesta de horror punk local —, el punk ‘n’ roll de Cobra Sarli y la potencia de Gatos Sucios, que completaron un enérgico inicio de jornada.

Tal como se había anticipado, el repertorio del ex Misfit fue un viaje directo a la etapa conocida como “la resurrección”: aquellos años en los que la banda volvió a la vida con una nueva voz y energía renovada. Entre los himnos de American Psycho (1997) y Famous Monsters (1999) desfilaron “Dust to Dust”, “Saturday Night”, “Dig Up Her Bones” y “Scream”, celebradas como los clásicos punk indiscutidos que son. También hubo un guiño a los primeros días del grupo con “Halloween” y “Hybrid Moments”, e incluso algunos temas de Graves como solista, entre ellos “When We Were Angels” y “The Beginning of the End”.

La entrega de Michale fue total durante la hora y media de show, que siempre termina sintiéndose más extensa por la cantidad de canciones que suenan (en este caso, fueron más de treinta). El músico, además de cantar impecablemente, bailó sin descanso, bajó del escenario para entrar en contacto con la gente en más de una ocasión, e incluso propuso un brindis por “la alegría, la longevidad y la paz”.

Sin embargo, los Misfits no fueron los únicos homenajeados esa noche: antes de cerrar la primera parte del set, Graves sorprendió con su versión punk de “What a Wonderful World”, de Louis Armstrong, al mejor estilo Joey Ramone. Y tras el encore, el cierre definitivo llegó con “War Pigs”, un tributo a Ozzy Osbourne en el que tanto él como el público dejaron lo último de su energía.