Crónica: Max Garcia Luna / Fotos: Maru Debiassi
Linkin Park ofreció un show arrollador presentando su último material de estudio junto a su nueva vocalista y una puesta visual de alto impacto.
La banda californiana volvió a Buenos Aires luego de ocho años con un show potente, emotivo y visualmente impactante, en el marco de “From Zero World Tour”, una gira con la que dieron a conocer su nueva etapa con Emily Armstrong como vocalista principal. Pasadas las presentaciones de los locales Deny -en una muy acertada elección- y Poppy -quien debutó en el país con su estilo disruptivo que fusiona pop y metal-, la ansiedad del público se disparó con un conteo regresivo en las pantallas.
La cuenta llegó a su fin y el estallido fue inmediato: Linkin Park irrumpió en el escenario con “Somewhere I Belong”, del disco Meteora (2003). La sorpresa fue inmediata, cuando Emily Armstrong apareció con la emblemática camiseta de Diego Armando Maradona, una peluca rizada, el 10 en la espalda y un guiño certero al ídolo popular que el jueves habría cumplido 65 años. Durante más de dos horas, Mike Shinoda y compañía repasaron con autoridad los clásicos de su catálogo junto al nuevo material de “From Zero”, su último trabajo, en un show que se articuló en cinco actos.
El recorrido continuó con “Lying From You” y rápidamente sentó el balance de la noche: la propuesta fue un setlist que funcionó como una vibrante introducción a lo nuevo. La potencia escaló con el primer mega hit de la noche, “New Divide”, que enardeció a toda la audiencia. La transición entre eras fue impecable: temas nuevos como “The Emptiness Machine” y “Cut the Bridge” fueron recibidos con la misma vehemencia que clásicos como “The Catalyst” y “Burn It Down”.
En uno de los momentos de mayor conexión con el público, Shinoda se acercó a la valla para regalar una gorra firmada por la banda, justo antes de despacharse con “Where’d You Go” de su proyecto alterno Fort Minor. Los decibeles subieron nuevamente con “One Step Closer”, que contó con la participación de Poppy. El show avanzó en un segmento más breve, pero intenso, explorando texturas más envolventes con temas como “Lost” y “Good Things Go”, antes de que todo estallara con el hit masivo “What I’ve Done”, popularizado por la saga Transformers.
El clímax emocional llegó con el Acto IV, denominado Kintsugi. Haciendo honor a la filosofía japonesa de reparar las grietas de la cerámica con oro para honrar las cicatrices, la banda abrazó su propia historia de pérdidas y resiliencia. Este tramo se construyó con “Overflow” como antesala perfecta del icónico “Numb”. La secuencia continuó en ascenso: tras “A Place for My Head”, el DJ Joe Hahn dio el pie para que el Parque de la Ciudad explotara al ritmo de “In the End”. El acto cerró con la potencia de “Faint”, cuya ovación selló el segmento con una fuerza arrolladora.
La banda tenía guardados tres potentes tracks para el final: el golpe rápido de “Papercut” abrió el encore, seguido de “Heavy Is The Crown”, consolidando el protagonismo del nuevo material. El cierre definitivo llegó con “Bleed It Out”, en una versión extendida, absolutamente festiva, que desató la euforia total.
  
 
 











 
 
 
 
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