Crónica: Roberto Isa / Fotos: Ignacio Arnedo

La legendaria banda argentina festejó los 35 años de su disco insignia “Magos, Espadas y Rosas” ante un Movistar Arena repleto.

En plena temporada alta de visitas internacionales, hubo espacio para la celebración de una de las bandas más importantes del rock y heavy metal nacional, con la presentación de Rata Blanca este miércoles por la noche, en el marco del 35 aniversario de “Magos, Espadas y Rosas”, el segundo disco de la banda, lanzado en 1990, con el que alcanzaron el estrellato.

El marco prometía ser acorde, puesto que las localidades del Movistar Arena estaban agotadas, y ello se comprobaba al llegar al recinto de Villa Crespo, donde, ya en el horario pautado del show, una fila interminable de fanáticos aún buscaba ingresar. Este hecho motivó que el horario de inicio se retrasase más de media hora, a sabiendas de la gran cantidad de espectadores que aún se encontraban fuera. Cuando finalmente se apagaron las luces, todos allí atestiguaron que lo que se venía era un espectáculo de primer nivel: la pantalla gigante, ofreciendo videos animados alusivos a cada una de las canciones, sumado a la puesta escénica, terminaban de configurar una presentación digna del evento celebrado.

“Hijos de la Tempestad”, “Solo Para Amarte” y “Volviendo a Casa”, fueron la tríada inicial que desató una fiesta de cánticos y ovaciones, con Rata Blanca desplegando todo su arsenal sobre el escenario. Los reflectores se centran, como es sabido, mayoritariamente en la figura de Walter Giardino. Enfundado en una remera negra con el logo de Batman, el lungo demostró una vez por qué es el gran héroe de la guitarra local: cada solo está impregnado no solo de un virtuosismo técnico difícil de equiparar, sino también de un gran sentido de la melodía, que hace que sean eufóricamente acompañados por el coro del público. Adrian Barilari, por su parte, expone con maestría sus dotes vocales, más allá de cierto inconveniente con el volumen de la voz, remarcado por los asistentes al campo. El cantante es una pieza clave del sonido de la banda, con sus característicos agudos y la emoción en cada estrofa.

Clásicos como “El círculo de fuego”, “Días Duros” o “Chico Callejero” (en versión super extendida), hicieron de las delicias de los asistentes, como también terminarían de hacerlo los máximos hits de la banda hacia el final del show. Allí fue donde “Mujer Amante”, “Guerrero del Arco Iris” y, sobre todo, “La Leyenda del Hada y el Mago”, encendieron por completo al estadio, antes de que llegue el cierre con “El Último Ataque”. Luego, la voz de Frank Sinatra entonando “That’s Life” musicalizó los saludos de la banda, con una lluvia de papel picado para darle aún más tono festivo a lo que fuera una gran celebración para un gran banda de rock y metal.