Crónica: Nicolás Cardinale / Fotos: Maru Debiassi
El Teatro Flores ardió con la oscuridad de la Trinidad Impía, un cartel que unió el black metal de Behemoth y Nidhögg con el death metal de Deicide.
El calor de la noche porteña del pasado 30 de septiembre no fue producto del clima, sino de las llamas del infierno invocado por la autoproclamada Trinidad Impía. Los polacos Behemoth y Nidhögg, junto a los norteamericanos Deicide, unieron fuerzas en una noche de black y death metal en el Teatro Flores repleto de fanáticos decididos a sumarse al ritual.
Siendo día laboral, había poca gente haciendo fila al inicio. La banda argentina Matan S.A. abrió la velada ante un público reducido, ofreciendo un sonido potente, aunque el volumen de las guitarras solo fue óptimo en los solos. A las 19:00, Nidhögg subió al escenario. El frontman, con corpsepaint y accesorios como una corona de espinas, estuvo muy activo, arengando constantemente al público, algo comprensible dada la corta trayectoria de su proyecto. Su performance se destacó por su teatralidad y, sobre todo, por la calidad superlativa de su sonido: el bajo y la batería formaron un muro de graves inquebrantable y las guitarras sonaron óptimas. El vocalista usó un efecto de fritura en la voz, una decisión artística deliberada. Finalizó a las 19:30 con un cover de “Territory” de Sepultura.
A las 20:00, Deicide tomó el escenario de Flores, con el aforo ya ocupado en su mayor parte. A pesar de una escenografía simple, los norteamericanos cautivaron desde el primer acorde de “When Satan Rules The World”. Su setlist, de 14 canciones, estuvo lleno de clásicos (“Sacrificial Suicide”, “Once Upon The Cross”) e incluyó temas de su nuevo álbum, “Banished By Sin”, los cuales fueron coreados y muy bien recibidos. A nivel instrumental, sonaron correctamente y los volúmenes fueron adecuados. Sin embargo, en ocasiones, al vocalista Glen Benton le faltó claridad en sus guturales. Finalizaron con “Homage For Satan” a las 20:50.
Para las 21:30, con el teatro casi lleno, Behemoth fue recibido con ovaciones y griterío, que se transformó en aliento cuando abrieron su set con “The Shadow Elite”. Liderados por Adam “Nergal” Darski, los polacos se ganaron a la audiencia con su manejo del ritmo del concierto y el despliegue de vestuario (máscaras, capuchas, un sombrero similar al papal). También destacaron el guitarrista Patryk “Seth” Sztyber y el bajista Tomasz “Orion” Wróblewski, quien incluso bajó del escenario para tocar junto al público del vallado. La banda presentó material de su álbum más reciente, “Thi Shit Ov God” (“The Shadow Elite”, “Lvciferaeon”), y clásicos como “Conquer All” y “Bartzabel”.
Lamentablemente, la actuación se vio empañada por la inconsistencia en el volumen de la guitarra del vocalista y el bajo. Aunque el guitarrista Seth pudo sonar correctamente para el final, la guitarra de Nergal no lo hizo, quedando especialmente silenciada en sus solos. El show finalizó tras la ejecución de “O Father O Satan O Sun”. A pesar de los problemas técnicos, la noche fue muy disfrutada por todos los presentes. La Trinidad Impía dejó su marca infernal en suelo porteño.
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