En medio de la vorágine de cambios que caracterizó el año 1979 para Black Sabbath, la banda se vio enfrentada a un punto de quiebre. La salida tumultuosa de Ozzy Osbourne, marcada por el abuso de sustancias, generó una necesidad imperante de encontrar un nuevo vocalista. Este giro trascendental en su formación se convirtió en el telón de fondo de la creación de su noveno álbum, “Heaven & Hell”, lanzado en abril de 1980.
El disco representó un capítulo significativo en su historia, ya que marcó el debut del talentoso Ronnie James Dio como vocalista principal. Dio, previamente miembro de Rainbow, aportó una nueva energía y voz a la banda inglesa. El álbum también marcó la colaboración con el productor Martin Birch, contribuyendo a la evolución del sonido de Black Sabbath.
Para la grabación de “Heaven & Hell”, se recurrió a Geoff Nicholls como bajista, ya que Geezer Butler había estado amenazando con dejar el grupo y no participó en las sesiones de composición y ensayos del disco. Cuando Butler decidió quedarse, Nicholls pasó a tocar el teclado, un puesto que ocuparía en los conciertos durante veinte años, a pesar de que solo fue miembro oficial durante menos de un año.
En el momento del lanzamiento, la banda se encontró con un desafío inesperado: el plan original para la portada no estaba dando resultados. En esta encrucijada, el sello Warner Bros se comunicó con la artista plástica Lynn Curlee, quien previamente había contribuido con la obra de arte para el álbum de 1976 de Blue Öyster Cult, “Agents of Fortune”. La galería Dunaway-O’Neill en Santa Mónica, California, propiedad de la actriz Faye Dunaway, exhibía por aquel entonces una serie de pinturas titulada “Masque”, entre las cuales se destacaba una obra llamada “Los Ángeles Humeantes”. Esta pieza mostraba a tres ángeles femeninos jugando a las cartas y disfrutando de cigarrillos.
El concepto de la pintura no se manifestó de la nada. Curlee encontró inspiración mientras miraba una fotografía de 1928 que capturaba a un grupo de mujeres vestidas como ángeles fumando entre bastidores durante su breve descanso entre actos, en un concurso de Navidad de la universidad. Así, la pintura se convirtió en la imagen distintiva de un álbum que, con el tiempo, se consolidaría como uno de los más vendidos de Black Sabbath.
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