Crónica: Max Garcia Luna / Fotos: Sebas Michia
Los australianos Airbourne se presentaron por primera vez en Argentina, detonando el más potente rock & roll heredado de los legendarios AC/DC.
Con el arranque de La Naranja, que contaba con la presencia de Héctor “Boff” Serafine, el reconocido guitarrista de la mítica agrupación Riff, se empezaba a perfilar el clima que reinaría para el resto de la noche. En una elección más que acertada en el marco del evento, los liderados por Gabriel de Lucca brindaron un show enérgico en el que entregaron algunos de sus hits más emblemáticos, como “Ser o no ser”, “Siguen igual” y “Rock en la sangre”, culminando con el clásico “Que sea rock” del recordado Pappo.
Frente a un imponente telón con la imagen que ilustra su último trabajo discográfico, Airbourne tomaba el escenario por asalto clavadas las 21:30hs. Una explosión de luces y sonido desató la algarabía ante los primeros acordes de “Ready to rock”. A pesar de que el arranque trajo consigo algunos problemas técnicos, la banda logró salir airosa. El adrenalínico corte tiene un estribo que se adueña del fallo en el micrófono del vocalista y guitarrista Joel O´Keeffe, y es cantado por todo los allí presentes.
Poco después de comenzar “Too much, too young, too fast”, el mayor de los O´Keeffe se vio forzado a parar el show ya que el desperfecto continuaba, momento que aprovechó para arrojar a la audiencia vasos cargados de cerveza con una destreza envidiable. Pasado el inconveniente volvieron empezar con el tema, al que le continuaron “Down on you” y “Rivalry”, ambos de su cuarto álbum cuya presentación los traía a debutar en nuestro país.
Para “Girls in black” su cantante baja del escenario para acercarse al público y golpea repetidamente una lata de cerveza contra su cabeza hasta abrirla. Llegando a mitad del set y sin bajar la intensidad un instante disparan con “It’s all for rock n’ roll”, canción dedicada al eterno Lemmy Kilmister de Mötorhead, seguido por “Breakin’ outta hell”, “No way but the hard way” y “Stand up for rock and roll” de su primer disco.
Finalmente la banda cerró con versiones extendidas de “Live it up” y “Runnin’ wild”, dejando el lugar empapado de sudor y cerveza, con la sensación de haber vivido uno de los mejores shows del año.
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