Crónica: Julieta Güerri / Fotos: Maru Debiassi

Saratoga saldó la deuda pendiente con nuestro país al presentarse por primera vez, repasando lo mejor de su heavy metal en una noche inolvidable.

Después de la visita que no fue hace 11 años atrás, finalmente Saratoga se presentó en nuestro país el pasado 19 de Noviembre, cumpliendo una deuda con los fans que tanto habían esperado por este momento. La banda española, conocida por su poderosa mezcla de heavy metal y power, llegó con su energía intacta y dejó todo en un espectáculo que prometía mucho tanto para el público como para la banda, y que no defraudó a nadie.

Desde temprano la gente fue acercándose al Teatrito para disfrutar de las presentaciones de las bandas locales Lordowar, Abeydon y Lid, que con sus propuestas heavys y hard rockeras activaron al público e hicieron que la espera —que a esa altura parecía interminable— fuera mucho más llevadera.

Respaldados por más de 30 años de historia y dispuestos a demostrar por qué son una de las agrupaciones más relevantes de la escena metalera española, Saratoga salió al escenario sabiendo que el público argentino había esperado lo suficiente. El show comenzó con fuerza, abriendo con “San Telmo 1940” y “A Morir”, pero fue con “Maldito Corazón” cuando realmente empezó a percibirse el vínculo y el compromiso de los argentinos con la banda.

Apostando a la receptividad de la gente, el frontman Tete Novoa invitó a todos a prender las linternas de sus celulares para así generar la atmósfera perfecta para la primera balada de la noche, “Lejos de ti”. La calma duraría poco, ya que al tema le seguiría, después del solo de batería a cargo de Arnau Martí, una seguidilla de clásicos llenos de fuerza que terminó con Tete lanzándose al público: “Las puertas del cielo”, “Heavy metal” y “Resurrección”.

Cuando terminó el solo de bajo de Niko del Hierro, Saratoga ya había desatado una intensidad de emociones tan abrumadora que era difícil creer que apenas había transcurrido una hora de show. El grupo continuaría haciéndonos pasar de la conmoción y las lágrimas con “Si Amaneciera” a la rabia y el desahogo de “No sufriré jamás por ti”.

La vorágine que se estaba viviendo no impidió que el grupo pusiera por un segundo los pies en la tierra y se tomará el tiempo para agradecer y destacar lo significativo que era para ellos el estar allí esa noche. Hubo incluso un momento para que el tour manager, José, subiera al escenario a expresar lo feliz que se sentía de estar en Argentina junto a Saratoga, subrayando la importancia de este momento tanto para él como para el resto del equipo.

Llegando al final del show el solo del guitarrista Charlie Parra comenzaría el cierre de una noche que, además de ofrecer un setlist formidable, le dio a cada músico la oportunidad de lucirse y deleitar al público con su destreza y habilidades musicales.

Saratoga se despediría con la misma fuerza con la que arrancó, haciendo sonar “Mi venganza”, “Vientos de guerra” y “Perro traidor”. Sin bajar el ritmo ni un segundo y con un público completamente extasiado, se cerraría una noche marcada por la mutua admiración, una conexión y entrega palpable y la pasión compartida por el heavy metal.