Crónica: Julieta Güerri / Fotos: Maru Debiassi

Los padres del metal sinfónico se presentaron en Groove y desataron toda la magia de su universo en una noche para recordar.

El 2024 viene siendo un gran año para todos los fans del metal. A lo largo de estos casi 10 meses vimos aterrizar en nuestro país a exponentes del glam, folk, power, heavy y progresivo de todas partes del mundo. El pasado 13 de septiembre se sumó otro nombre a la lista con la presentación de Therion, los pioneros del metal sinfónico, en Groove.

El grupo sueco ya es habitué en Argentina, habiéndonos visitado por última vez hace poco más de un año. En esta ocasión, el show fue en el marco de la presentación de su último disco “Leviathan III”, el capítulo final de una trilogía épica que había comenzado en 2021. 

El público estaba emocionado, ya que la última parte de la trilogía tuvo entre los fanáticos una recepción mucho más positiva que sus predecesores. Es que, cuando de metal sinfónico se trata, el equilibrio entre lo orquestal y lo metalero es fundamental, y los primeros Leviathanes parecieron tener mucho de lo primero y poco de lo segundo. Con “Leviathan III”, el tan ansiado equilibrio había vuelto. La expectativa era alta.

A pesar de ser un recital en medio de una gira de presentación, el set list fue bastante variado e incluyó canciones de los casi 40 años de trayectoria. En la primera parte sonaron “Seven Secrets of the Sphinx” y “The Crowning of Atlantis”, temas con poca letra pero que destacan las armonías vocales del tenor Thomas Vikström y las soprano Lori Lewis y Rosalia Sairem. En canciones como “Typhon” resaltaron las voces guturales a cargo del bajista Chris David. Sin duda, la versatilidad vocal es uno de los puntos más destacables del grupo.

La combinación de tantas voces diferentes le dio a cada canción y al show en general una riqueza de matices, permitiendo transitar por distintas emociones. Claro está que el inconfundible sonido de Therion no estaría completo de no ser por el resto de los integrantes, el baterista Sami Karppinen y los guitarristas Christofer Johnsonn, quien además es el principal compositor y fundador, y Christian Vidal, un argentino que lleva más de una década girando por el mundo junto con el emblema del metal sinfónico. 

Christian representa sin duda un orgullo para todos los que estuvieron presentes esa noche, pero el honor fue recíproco y quedó demostrado en las palabras que el guitarrista le dedicó a la audiencia: “14 años dando la vuelta al mundo, más de 60 países, y nunca me pasa lo que me pasa acá, y me vuelve a pasar, carajo”. 

Pudo haber sido esta afinidad y el especial cariño por Argentina lo que nos consiguiera ciertos privilegios, ya que durante la noche sonaron “Uthark Runa” y “Mark of Cain”, canciones que llevaban (por lo menos) 20 años sin ser tocadas en vivo. Para los bises, eligieron “The Rise of Sodom and Gomorrah” una de las más festejadas de la noche, y “Son of the Staves of Time” para el cierre definitivo. 

La gran obra conceptual que es Therion quedó plasmada en esas casi dos horas de música. La banda logró consolidar un universo sonoro propio que no solo se posicionó como el principal referente del metal sinfónico, sino que después de todos estos años sigue logrando ofrecer una experiencia que trasciende lo musical.