Hacia finales de la década del 70’, la escena mundial del rock pesado tenía ya unos cuantos grandes nombres establecidos. Sin embargo, todavía quedaba camino por desandar, y ese camino era el Heavy Metal. De aquello se encargaría Judas Priest, quienes continuando el legado de Black Sabbath, terminarían de darle forma, estilo e imagen a todo un género, a partir de una obra cumbre: “British Steel”, de 1980.

Para la grabación del disco, la banda conformada por el cantante Rob Halford, los guitarristas Glenn Tipton y K.K. Downing, el bajista Ian Hill y el baterista Dave Holland, ingresó en los Estudios Starling, en Ascot, Inglaterra. Dicho estudio de grabación y producción musical era entonces propiedad del legendario Ringo Starr (anteriormente lo fue de John Lennon), y allí fue realizada la masterización de “Unleashed in the East”, el primer disco en vivo de Judas Priest, que había tenido una muy buena aceptación por parte de la banda, hecho que motivó la elección del lugar para grabar. El experimentado productor e ingeniero de sonido Tom Allon (productor del disco en vivo) nuevamente fue elegido para llevar adelante la placa, y con su influencia asomarían recursos que resultarían claves para el sonido del disco.

“Cuando estábamos trabajando en British Steel, definitivamente había esa sensación dentro de la banda de que algo realmente emocionante estaba a la vuelta de la esquina”, resume el vocalista Rob Halford al recordar la composición del disco. Composición que se fue dando sobre la marcha, ya que, en palabras de los músicos, solo tenían menos de la mitad de las composiciones listas antes de entrar a grabarlas. Sin demasiado tiempo para la faceta creativa (28 días fue el total de tiempo que estuvo la banda dentro del estudio), las ideas debían surgir con inmediatez y contundencia, como un fuego rápido.

“Rapid Fire” abre la placa, y, haciéndole honor a su nombre, se encarga de desplegar una veloz llamarada de metal liderada por la poderosísima dupla de guitarras conformada por Downing y Tipton. El tema, una embrionaria muestra del speed metal que sería luego desarrollado a lo largo de la década, culmina con una soberbia demostración de la capacidad de Halford, para dar luego lugar a “Metal Gods”, uno de los mejores momentos del disco. En esta canción, los Dioses del Metal se muestran como son: poderosos, enérgicos, y por sobre todo, metaleros. El acompasado y pesadísimo riff (adornado con sucesivos efectos sonoros ideados por Tom Allon), sirve de base para que Halford narre cómo es marchar por las calles con pies de hierro, acompañado de los característicos latigazos.

El tercer track del disco tiene todo lo necesario para ser un éxito: una rítmica contundente, una letra con sentido, un genial estribillo y, claro, un riff memorable. A la altura de los más gloriosos riffs de la historia de la música, “Breaking The Law” se convirtió en un clásico absoluto gracias a su monumental fraseo de guitarra. La canción sería tomada a modo de himno por las clases trabajadoras a raíz de su crudeza lírica, mientras que el “air guitar” que aparece en el videoclip del tema se convertiría en algo tan icónico de la década como la música misma. A continuación, la heavy y muy rítmica “Grinder” (Halford le reconoció alguna vez cierta influencia de AC/DC) y la melodiosa “United”, canción ideal para los grandes estadios por su muy coreable estribillo, muestran a una banda compacta, con sólidos cimientos en la base rítmica conformada por Ian Hill y Dave Holland.

La apuesta por el ritmo y la melodía se replica en “You Don’t Have to be Old to be Wise”, con una brillante labor de Rob Halford y algunos de los mejores solos del disco por parte de la dupla de violeros, y también en “Living After Midnight”, otro de los grandes clásicos de la placa. En este tema, la prédica por vivir después de medianoche se convierte en una sobresaliente canción que sirve de inspiración no solo ya del heavy metal, sino también del hard rock ochentero que ocuparía los primeros planos a la brevedad.

Para el final, “The Rage” (¿reggae en el metal? ¡Con Judas Priest todo es posible!) y “Steeler”, resumen lo encontrado a lo largo del disco: una banda poderosa con un vocalista sobresaliente. Condiciones que les bastaron para erigirse como una de las bandas fundamentales del género (para muchos, la fundamental) y para darle a “British Steel” un sello inconfundible. ¿El del acero? no, el del metal.

El legado de “British Steel” de Judas Priest

 
“British Steel” terminó de definir al Heavy Metal, ya que con este disco, la música pesada adquirió una nueva dimensión, tanto a nivel sonoro como compositivo, que sería continuada y expandida durante los años siguientes.

El álbum le permitió a Judas Priest liderar durante años un movimiento, la New Wave Of British Heavy Metal (Nueva Ola del Heavy Metal Británico), al mismo tiempo que significó el primer éxito masivo de la banda, que en ese entonces ya contaba con una década de carrera.

El álbum se convirtió en fuente de inspiración para todo un género, siendo mencionado como influencia por prácticamente todas las grandes bandas surgidas en los años ochenta.