La canción “Like a Prayer” de Madonna dejó una marca en la historia de la música por más de una razón. Dogma revivió este clásico con una versión oscura y poderosa, que añade nuevos matices a la ya provocativa composición original.

Los meses previos al lanzamiento habían sido difíciles para la cantante: su matrimonio con Sean Penn estaba disolviéndose y su participación en el mundo del cine no estaba teniendo el resultado esperado, con dos de sus películas recibiendo muy malas críticas. A sus 30 años, podríamos suponer que Madonna buscaba una reinvención y, decidida a alejarse del mercado adolescente y atraer a un público más adulto, comenzó a darle un enfoque más personal a su carrera musical. 

Sin dudas, el salto que Madonna buscaba pegar con la canción llegó. “Like a Prayer” se convirtió rápidamente en un éxito mundial, cuya vigencia se mantiene hasta el día de hoy. Compuesta y producida junto con Patrick Leonard, el tema combina melodias pop con elementos de rock y coros góspel que intensifican la carga emocional y crean una atmósfera espiritual (dato de color: el coro góspel fue dirigido por Andraé Crouch, un pastor y compositor que también había dirigido el coro en la canción “Man in the mirror” de Michael Jackson el año anterior).

En palabras de la misma Madonna, su educación católica influyó mucho en su arte. Por eso, no es de extrañar que describiera la temática de “Like a Prayer” como acerca de “una joven apasionada tan enamorada de Dios que es casi como si él fuera la figura masculina en su vida”. Si bien en la superficie la letra sí aborda temas de fe y amor, el enfoque ambiguo y con doble sentido que se le dio no tardó en hacer que se le buscara un significado más profundo. 

A toda la controversia alrededor de la letra se le sumó el videoclip: dirigido por Mary Lambert, muestra imágenes que critican el racismo, la violencia y el fanatísmo religioso, con Madonna mezclando símbolos católicos con imagenes sensuales y provocadoras, bailando frente a cruces en llamas y besando a un santo negro. Lo transgresor del video generó el rechazo de varios sectores de la sociedad, en especial de la Iglesia Católica. Tan fuerte fue la polémica, que el contrato que Pepsi había firmado para utilizar la canción de Madonna en su publicidad y patrocinar su gira mundial fue dado de baja. 

 

 

Que Dogma haya elegido hacer un cover de “Like a Prayer” tiene mucho sentido desde su perspectiva artística: la canción refleja el choque entre las instituciones tradicionales y la búsqueda de liberación personal, algo que resuena profundamente con la propuesta de la banda. Las monjas lograron llevar el tema a un terreno metalero agregándole una base rítmica pesada y un solo de guitarra a cargo de Rusalka, la última incorporación al grupo, y quien además participa de un video musical por primera vez.

El enfoque de Dogma refuerza una atmósfera oscura y ritualista reemplazando la línea que le da paso al estribillo “Heaven, help me” por “Satan, help me”, intensificando el choque entre lo sagrado y lo profano que Madonna había introducido en el video original pero que hoy Dogma elige llevar todavía más lejos. 

El coro góspel de esta versión está bajo la dirección del enigmático Dark Messiah, una figura misteriosa que parece ser quien congrega a las monjas y que ya ha aparecido en otras canciones, videos, e incluso en las presentaciones en vivo de la banda. Además, en su videoclip, Dogma se aleja aún más de la suavidad pop de Madonna, optando por un estilo visual explícito, lleno de simbología oscura, que continúa la tradición de la controversia.

Si el tema de Madonna generó polémica en su tiempo, la versión de Dogma parece destinada a hacerlo también en la actualidad, aunque desde una óptica diferente, desafiando nuevamente los límites de lo que se considera aceptable en la cultura popular.