Crónica: Roberto Isa / Fotos: Maru Debiassi

Luego de una prolongada ausencia de los escenarios, la histórica banda de metal progresivo volvió a presentarse en Argentina.

Habiéndose ganado un lugar destacado en la escena y siendo considerada una de las más importantes bandas del heavy metal progresivo, Symphony X tuvo que atravesar algunos percances en los últimos años. Principalmente, a causa del grave accidente automovilístico sufrido por su vocalista, Russel Allen (mientras giraba con su proyecto paralelo, Adenaline Mob), que lo forzó a mantenerse alejado de la actividad por un tiempo importante y, por consiguiente, causó la ausencia de Symphony X de los recitales durante más de dos años. Ya en 2019, la banda decidió volver a las tablas, y en el marco del tramo sudamericano de su gira “Odyssey through the Underworld” se presentó en El Teatrito, donde la cita anunciaba el repaso de temas de toda su carrera.

El reloj había superado las veintiuna horas de la noche del sábado, los locales Ariadna Project ya habían ofrecido su set acústico, culminando con “Y las sombras quedarán atrás”, el clásico de la banda que fuera popularizado por Adrián Barilari, cuando llegó el momento de que Symphony X salga a escena. Con la pista de “Overture” (track inicial de “Underworld”, su último disco editado) sonando de fondo, los lideradados por Michael Romeo irrumpieron en el escenario para abrir el show con “Iconoclast”. Para alegría de los allí presentes las condiciones estaban dadas para vivir un excelente show y así se confirmó en el transcurrir del mismo, con el grupo cumpliendo en todos los aspectos. Es que mientras por un lado Romeo y Michael Lepond, desparramaban virtuosismo con un brillante solo a doble tapping, un omnipresente Russell Allen dejaba en claro que no sólo es un cantante sobresaliente, sino que también se sitúa entre los mejores frontman de la escena. Repleto de carisma, el grandote arenga al público y logra un genial ida y vuelta, como el que se vio reflejado en “Nevermore” o en “Run with the Devil”, ambas del último disco. Minutos antes, “Evolution” (una de las más celebradas) y “Serpent’s Kiss” demostraron el lugar de privilegio que tienen entre sus fans, con interpretaciones notables.

Hubo un momento especial en la noche, y ese fue durante la presentación de “Without You”. Es que allí, Allen realizó un sentido discurso acerca de lo que significó para él recuperarse y poder estar ahí, en el escenario, agradeciendo la dicha de estar vivo. El tema, una verdadera muestra de cómo tiene que ser compuesta una power ballad, ofrece un pico altísimo en lo que a música se refiere, y está a cargo de ese genio de las seis cuerdas apellidado Romeo. El solo de esta canción ofrece virtuosismo y feeling en cantidades justas. Quién también toma la posta es el tecladista Michael Pinella, realizando un logrado pasaje durante el interludio del tema, antes de que el estribillo retorne en el coro final con la participación de todo el público. Inmediatamente después, “Domination” devuelve el pogo al recinto, con el contundente trabajo de Jason Rullo tras los parches, acompañado de un pesado machaque que allana el camino para el infaltable headbanging de la concurrencia.

En el tramo final del recital, “Sea of Lies” y “Set the World on Fire”, dos clásicos infaltables, se hacen presentes. En el primero de ellos, Romeo se vuelve a lucir ofreciendo un solo tan complejo como limpio es su ejecución. Los barridos que puede realizar el oriundo de Nueva York son un regalo para cualquier amante de la guitarra, o de la música en general. Por último, llegó tal vez el momento más esperado del show; la interpretación de la majestuosa, épica y notoriamente extensa “The Odyssey”. Una obra compleja, que, repleta de cambios de clima, ofrece un viaje, una “odisea”, por las diferentes facetas de la banda. Russell Allen preguntó al público, antes de iniciar el tema, si “estaban seguros” de querer escucharlo. La respuesta, obviamente, fue que sí. El virtuosismo progresivo quizás puede resultar una odisea en su abordaje, pero tenemos a Symphony X, quienes, a puro metal, allanan cualquier camino.

 
 
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