Crónica: Nicolás Cardinale / Fotos: Maru Debiassi

La banda suiza pasó por Uniclub presentando su último álbum, “The Spell”, en la que fue su primera visita a nuestro país.

No siempre sumarse a una fórmula exitosa resulta de lo más confortante, cosa que puede quedar demostrada si al tomar distancia de ella, se logran los mismos resultados pero siguiendo los pasos que uno mismo dicta. Esta es, a grandes rasgos, la caracterización de la joven historia de Cellar Darling, el grupo formado en 2016 por los ex Eluveitie: Anna Murphy, Merlin Sutter e Ivo Henzi, que tuvo su bautismo en los escenarios nacionales el pasado miércoles 28 de agosto en Uniclub. El motivo que los trajo fue presentar su más reciente producción discográfica, “The Spell”, lanzada el 3 de marzo a través de Nuclear Blast Records.

A pesar de que el ingreso estaba pautado para las 19, el recinto de Guardia Vieja 3360 no abrió sus puertas sino hasta 40 minutos más tarde, lo que, consecuentemente, retrasaría el acto soporte y el principal. El primero llegó de la mano de Bloodparade, que desplegó su particular sonido que fusiona metal industrial con música electrónica y otros subgéneros a partir de las 20:30 hasta las 21:20. A esta altura ya había ingresado casi la totalidad de la concurrencia final, que se aglomeró en las inmediaciones del escenario tras escuchar los primeros acordes del hurdy gurdy de Murphy mientras probaba su sonido.

El evento estelar llegó rondando las 21:50, cuando el telón se abrió súbitamente para el ingreso de los músicos, acompañados por el bajista de este tour, Nicolas Winter. En último turno, la vocalista hizo su presencia para dar inicio con “Pain” y un tenue pero creciente aliento del público.

El concierto se dividió en dos partes bien marcadas, una primera en la que sonaron canciones del último álbum y una segunda en la que interpretaron algunas de su debut discográfico, “This Is The Sound” de 2017. El comienzo del show fue una seguidilla de los cuatro temas que abren “The Spell”, en las que Murphy demostró su habilidad tanto con las voces como con los múltiples instrumentos que tocó, incluyendo tin whistle y teclado, algo que fue constante durante todo el recital. Esto mismo se puede aplicar a la energía y frenetismo que Sutter imponía sobre los parches, con golpes fuertes y movimientos corporales exagerados. Probablemente pasó desapercibida la performance de Henzi, pero no desde lo musical (que se destacó tanto como el resto de la banda), sino en cuanto a su presencia sobre las tablas, que pareció limitarse a solo rasgar las cuerdas de su guitarra y acompañar con los coros.

La audiencia fue cobrando protagonismo a medida que avanzaba el recital, en parte porque los temas de la primera mitad (sin criticar su calidad, por demás sobresaliente) no eran ideales para levantar a los espectadores debido a su ritmo más pausado. La situación cambió con la interpretación de tracks del álbum debut como “Black Moon”, “Fire, Wind & Earth” y la aclamada “Avalanche”, que sirvió para cerrar la velada, en las que el aliento general se hizo notar y los riffs fueron más coreados. Esto fue muy apreciado por la banda, que agradeció por el apoyo y el cariño que recibieron, bromeando también con que se sentían halagados por haber sido obsequiados con un vino al llegar al país.

Una propuesta diferente e interesante como para cambiar de aires y escuchar música refrescante en un ambiente cargado de propuestas repetitivas en diversos géneros. Con solo trece canciones sirvieron para que el trío suizo deje una más que decente primera impresión.

 
 
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