Crónica: Roberto Isa / Fotos: Damián Muñoz

En el marco del Vorterix Metal Fest, Accept y Grave Digger sacudieron la noche porteña a puro heavy metal.

Dentro de las innumerables variantes de la música pesada, una se erige como el punto de creación del estilo, la raíz fundacional que permitió las más variadas apuestas y experimentaciones sonoras: el tradicional, viejo y querido heavy metal. El llamado “heavy metal clásico”, aquel que forjara su sello en acero y que continúa siendo un género de relevancia gracias a exponentes como Accept y Grave Digger, dos de los miembros más destacados de la corriente alemana y que se dieron cita en el Teatro Vorterix el miércoles por la noche para ofrecer una velada por completo metalera.

El atinado ojo organizador acertó con la inclusión de Lethal como participante nacional, ya que la experimentada banda representa de excelente manera a la vertiente más tradicional del heavy, y funcionó como una perfecta previa para las bandas protagonistas de la noche. Apenas minutos antes de las 20 horas, Grave Digger se hizo presente abriendo el show con “Lawbreaker” con toda su impronta de motos, camperas de cuero y headbanging, como para que no queden dudas de qué iba la noche. El furioso riff de “Hell is my Purgatory” obtuvo retribución en un salvaje pogo frente al escenario al tiempo que el estribillo fuera coreado por todo el Teatro, como también ocurriera con la melódica intro de “Ballad of a Hangman”, con el cantante y líder Chris Boltendahl oficiando de maestro de ceremonia.

El guiño a la cultura latina con “El día de los Muertos” (con la mascota de la banda en el escenario tocando el cencerro) ofreció el momento festivo antes de que llegara el turno de bajar decibeles con “The House”, la oscura balada incluida en el disco homónimo de la banda, de 2001. La guitarra de Axel Ritt (de excelente sonido en toda la noche) comenzó el riff de “The Dark of the Sun” abriendo paso a rondas, pogo y más pogo en el centro del recinto, siendo precedida por “Highland Farewell” y su reminiscencia medieval, gaitas incluidas (nuevamente a cargo de la parca-mascota de la banda). “Healed by Metal” y “Excalibur” aparecieron seguidamente, siendo de las más festejadas del show, con sus estribillos cantados al unísono por todos los allí presentes. Sobre el final del contundente acto, “Rebellion” y “Heavy Metal Breakdown” continuaron la senda de celebración metalera que propone Grave Digger en todo momento, apegados fielmente al estilo y dejando satisfechos a propios y extraños, a la espera del acto principal de la noche.

Accept y Grave Digger

Con total puntualidad al horario pautado, las luces bajaron y comenzó a sonar la intro de “Zombie Apocalypse” para que de inmediato el guitarrista y fundador Wolf Hoffmann tome el centro de la escena junto a su colega de instrumento Philip Shouse en el riff inicial del tema, a la espera de la voz de Mark Tornillo para unirse y convertir al Teatro Vorterix en una caldera. “Symphony of Pain” ofreció enseguida los primeros grandes coros del público acompañando a la mencionada dupla de guitarristas, especialmente al enganchar las estrofas del popular “Himno a la alegría”, de Beethoven. Ambos temas pertenecen a “Too Mean To Die”, el más reciente álbum de Accept, editado en 2021, y encontraron equilibrio con las clásicas “Restless and Wild” y “Midnight Mover”.

La renovada versión de Accept se completa con el aporte de Uwe Lulis en guitarra rítmica, Christopher Williams en batería y Martin Motnik en bajo, todos perfectamente aclimatados a la tónica que requiere la banda en sus shows. Este no es un hecho menor, ya que la propuesta de Accept en vivo es simple pero muy efectiva, como lo demuestran los coordinados y seguramente muy coreografiados movimientos de los músicos sobre las tablas. “Volviendo de la muerte, Philip Shouse en la guitarra”, exclamó Tornillo para presentar al guitarrista antes de que éste arranque el riff de “The Abbys”, haciendo referencia a la intoxicación que sufrió el músico durante la estadía de la banda en Perú y que le impidió presentarse en el show de Accept en Chile. Al respecto del cantante, su performance actual lo muestra con la característica voz de navaja afilada y una envidiable energía, con la que recorre el escenario y anima constantemente al público.

Accept y Grave Digger

Entre los puntos destacados de la noche, se puede hacer mención a la fiesta desplegada durante “Overnight Sensation” y su vibra ochentera, que sin dudas lo pone como un clásico moderno de la banda, y el gran medley comprendido por fragmentos de “Demon’s Night/Starlight/Losers and Winners/Flash Rockin’ Man”, un verdadero regalo para los fans que fuera presentado por Tornillo como “algunos de los mejores riffs de toda la historia…compuestos por este hombre”, señalando a Wolf Hoffman, padre de la criatura y mente maestra detrás de las composiciones. “The Best Is Yet To Come” ofreció el único respiro en un show caracterizado por la energía y un gran repaso por toda la historia de la banda.

La primera parte del recital comenzaría a cerrarse con una catarata de rifss impiadosos, como los de los clásicos “Fast As A Shark” y “Metal Heart”, que supieron brillar con la voz de Udo, así como  los de “Teutonic Terror” y “Pandemic”, que inauguraron la era Tornillo, pero siempre guiados por la prodigiosa capacidad compositiva de Hoffmann. Luego de una breve ausencia, los bises iniciaron con “Hung, Drawn and Quartered”, perteneciente al  gran disco “Stalingrad”, para culminar una excelente noche de heavy metal con dos enormes clásicos de la música pesada como lo son “Balls To The Wall” (con el Teatro a punto de venirse abajo) y la muy celebrada “I’m a Rebel”. A esta altura, la satisfacción de todos los presentes no podía medirse con palabras. Será porque hay sentimientos que no pueden expresarse en palabras, como el heavy metal, tan bien representado por bandas como Accept y Grave Digger.